Nunca conmigo

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Le ayudo a posicionarse y le explico lo básico para que consiga realizar un disparo. Ninguno de los dos espera que acierte a la primera, pero Helena dice que se conforma con probar. Veremos si opina lo mismo cuando falle una y otra vez. Porque me temo que lo hará y no por falta de puntería, sino por lo inquieta que es. Si no se relaja, acabará desviando cada disparo que realice.

-¿Lo has entendido todo? - pregunto por último.

-Creo que sí - se mueve tanto que estoy seguro de que el fusil ya no apunta al objetivo.

-Calíbralo de nuevo - suspiro - y deja de moverte o no acertarás aunque te ponga la diana frente al fusil.

Inspira profundamente y se concentra tal y como le enseñé. La veo ajustar la mira y recolocar el fusil. Todavía le tiemblan las manos pero no le digo nada porque sé que no puede controlarlo. Si es cierto que se conforma con probar, será suficiente aunque no acierte.

Tomo los prismáticos y vigilo la diana que ha elegido. Después de unos segundos escucho el ruido del disparo pero no veo impactar la bala ni siquiera cerca del objetivo. Contengo la risa cuando la escucho maldecir.

-¿Otra vez? - le pregunto.

-Otra vez.

Y así continúa por cinco intentos más, hasta que se da por vencida. La animo a que continúe porque el último de ellos se acercó bastante pero parece decidida a abandonar.

-Esto no es para mí - dice - Ahora te admiro más.

-Déjame que te ayude - me compadezco de ella. Parece totalmente desilusionada.

Me coloco a su lado y me inclino sobre ella para poder ver por la mira telescópica y ajustarlo lo más posible. No será muy preciso porque no estoy en la posición correcta, pero al menos tendrá más posibilidades de acertar. Tomo sus manos y se las coloco tal y como lo haría yo si fuese a disparar. Presiono su espalda para que estire todo su cuerpo y le insto a apuntar una vez más. Por suerte para mí, el francotirador es quien ha tomado las riendas o tendría serios problemas para concentrarme con su cuerpo tan cerca del mío.

-Vale - le digo - Ahora expulsa todo el aire de tus pulmones y dispara.

-¿No hay que contener la respiración?

-Es más efectivo si expulsas el aire - niego - Hazlo justo cuando estés segura de tener a tiro tu objetivo. Tómate el tiempo que necesites. Este no es un trabajo para las prisas.

Permanezco a su lado. Ni siquiera cojo los prismáticos, si acierta lo sabré igualmente. Mis ojos van de ella al objetivo y viceversa. Puedo sentir cómo vacía sus pulmones y segundos después la bala sale directa a la diana. No hay duda, esta vez ha acertado.

-Sí - grita - Le di.

Se levanta bruscamente y me pilla tan desprevenido que no consigo mantener el equilibrio y me caigo al suelo. Eso me pasa por ponerme en cuclillas a su lado. Ella ni se entera de lo que ha hecho. Está saltando y moviendo los brazos en un extraño baile de la victoria. Parece una niña a la que le ha tocado un premio que deseaba por encima de todo.