Capítulo 6

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 Esa mañana la florería "Cerezos al aire" comenzó su jornada desde temprano, entre vientos frescos y rayos de sol vigorosos, contra atacando lo gélido del mundo.

 Bokuto se le presentó media hora más tarde, de campera abrigada y deportiva, unas grandes ojeras acompañando ojos cansados y un mal humor aniñado. Entre sus manos aquél ramo electo durante el desvelo y suficiente dinero en el bolsillo como para comprar una sección de dulces baratos completa. Se escabulló entre el pasillo de flores hasta la parte trasera, evitando que Keiji le encontrara desde el despacho y así poder esconder el ramo hasta que el momento lo amerite.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó la sonora voz de su compañero justo después de esconder su ramo entre tantos otros.

 El cuerpo se le paralizó ante la incertidumbre. ¿Habría visto su ramo? Giró con lentitud desde su posición en el suelo, encontrando el rostro del muchacho en su corriente expresión.

—Escondo el ramo.

—¿Por qué? Lo veré igual.

—Pero no quiero que lo veas ahora.

 Keiji suspiró y accedió en un susurro, sabiendo desde ya su incapacidad ante una idea de Bokuto, siendo este un inmaduro al discutir sobre decisiones sin sentido suyas. Entró a la tienda primero, siendo seguido casi al instante por el inusual comportamiento de Koutaro. Pasó mucho tiempo así: Sin hablar mucho, vagueando en el mostrador mientras atendía tristemente a enamorados en busca de preciosidades naturales, rodando por los suelos del despacho en momentos libres y gruñendo cada vez que alguien se abrazaba y/o besaba a través de ese ventanal de la florería, en una calle decorada por corazones, guirnaldas variadas de rosa y rojo, globos de color pastel y un clima realmente agradable.

—¿Me vas a decir qué carajo te trae así? —intervino Keiji, ya cansado de presencia como su compañero no rompía ni una planta aún. Siendo esto algo de lo que preocuparse. Podía dejarlo estar y no perder dinero en todo el día, aunque había algo dentro de él que no le permitía hacerlo.

—Se supone que hoy sería el "Día del soltero" con Kuroo, pero tiene una cita —quejoneó, tirándose de lleno sobre el mostrador, de cachete pegado al brazo y mirada hacia su compañero sentado a un costado—. Todos tienen algo, menos yo. ¡Incluso los muchachos del equipo!

—Ya vas a encontrar a alguien, Bokuto —tranquilizó Keiji, tentado por enredar con sus manos aquél cabello bicolor caído. En esa ocasión, donde Kotaro solamente había peinado su pelo y no estilizado por completo, cuando este caía libremente por su rostro y parecía sedoso (no como en su día a día, siendo algo consistente incluso contra el viento).

 Ni lo pensó dos veces cuando enredó los hilos infinitos en sus manos y revolvió aquello, volviéndolo un nido de pájaros. Tratando al hombre a su lado tal cual lo haría con un niño pequeño al cual pretendes alegrar.

—¡Ey! —rió Bokuto; Keiji le siguió en respuesta.

 Así de fácil parecía haber mejorado un poquito a su compañero.

—Ya vas a encontrar a alguien —lo aseguró por segunda vez, dejando inconscientemente la mano sobre su cabeza y sonriéndole como no debería—. En el entre tanto, ¿te molesta si por esta ocasión te acompaño en el "Día de soltería"?

 El rostro del deprimido se iluminó, sonriendo a lo usual y pleno. Enderezó el cuerpo en un parpadear, haciendo caer la mano del menor.

—¡Sí, quiero, quiero, quiero!

 El "Día de soltería" constaba en comprar mucha chatarra (total, ya estaban solos, ¿Qué importaba un poco de pancita?), encontrar películas clichés para burlarse de ellas, jugar videojuegos y pretender como la explotación de amor a sus alrededores no existía. Hacerse la idea de que no estaban tan solos como lo creían.

Bokuto, no rompas más flores [Bokuaka] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora