—¿Dónde está?
—¿Qué cosa?
—¿¡Dónde está eso!?
—¿¡Qué cosa, loco alterado!?
Al pasar casi todo el día en las nubes a causa de la reciente experiencia en el cementerio, Akaashi había olvidado completamente recordarle a Bokuto que debía entregar su ramo. Sin embargo, este último tenía la intención de presentárselo antes de cerrar la tienda, así le sorprendería. Pero esto se tardó más de lo pensado, siendo que no encontraba la creación por ningún lado de la tienda.
—¿Seguro no lo vendiste?
—Si entendiera de qué hablas, te lo haría saber.
Bokuto chasqueó la lengua, dándose la vuelta y volviendo al despacho a revisar nuevamente. Keiji lo venía esperando con las bolsas de comida en mano y el local a punto de cerrar. Suspiró levemente. Realmente luego de su experiencia reveladora en el cementerio se sentía extrañamente cansado y decaído; estando en ciertos momentos a punto de cancelarle a Bokuto el "Día de soltería". Aunque, por mal que se encontraba no quería quitarle la ilusión al mayor, siendo este quien se ofreció a comprar la comida y poner casa, además de esa gran sonrisa brillante de siempre.
—Akasheeee —lloriqueó, arrastrándose por los suelos totalmente rendido. Keiji lo miró de arriba y mantuvo su paciencia, como siempre.
—¿Me vas a decir qué estás buscando tan desesperado? Tenemos que cerrar.
—Por casualidad no viste en la parte de atrás un ramo de Glicinas violetas y Margaritas blancas en una jarra de metal, ¿no? —se rindió, finalmente. Tan concentrado en su chasco como para no notar los varios intentos lastimeros por hablar de Akaashi.
—Eh, mhm, bueno... —siguió insistiendo en contestar, reconociendo aquél ramo en su memoria al instante. Sin embargo, era mucho por explicar el porqué lo tomó. Realmente las fuerzas no le daban para afrontar nuevamente a su padre en un mismo día. Fue cuando Bokuto le miró expectante que decidió seguir—. Creo que la entregué a un cliente.
—¿¡Qué!? —sus ojos se circularon en un segundo por el impacto de la noticia, volviendo su cuerpo al suelo en una gran desilusión—. Era para ti —susurró de labios besando el suelo.
—¿Era el que te pedí ayer? —Cuestionó Keiji, rememorando aquél bello ramo acompañando la olvidada lápida entre ventiscas fantasmales.
—Sí.
Keiji sonrió, apoyando las bolsas sobre el suelo y agachándose para jugar un momento animadamente con los cabellos del otro por segunda vez en el día.
—Te quedó hermoso.
Bokuto le sonrió de vuelta.
—¿Lo pudiste ver bien? ¿Crees que debería haber cambiado algo? ¿La jarra quedó bonita con el ramo? —Preguntó entusiasmado.
«Caminé media hora con él, imposible no verlo bien», pensó.
—Oye, en serio quedó muy bonito. Creo que la jarra le dio un buen toque Vintage.
Así como así, Bokuto había vuelto a la normalidad, pensando constantemente de forma orgullosa que a Keiji le había agradado su arduo trabajo; sin saber la verdadera belleza de esa fusión como para ser capaz de encontrarse sobre la tumba del padre del azabache.
.
.
.
—Eso no puede pasar.
—¿Cómo sabes? —retó Bokuto, dirigiendo su intensa mirada para el muchacho al otro lado del sillón—. ¿Nunca viste a un gato usando una computadora? Viste como se sientan sobre el teclado, ellos algo saben.
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Bokuto, no rompas más flores [Bokuaka]
FanfictionDurante un hermoso día de sol, nubes blancas cual algodón y una preciosa temperatura de verano, Bokuto se cayó de cara al suelo y se rompió todo contra unas cuantas flores espinosas provenientes de una pequeña florería en el centro de Tokyo. ¿Lo pe...