Lo miró sin miedo a transmitir sus sentimientos, tal cual si el temblor en sus labios no existiera, las ansias de saber qué había allí dentro no lo comía y al mismo tiempo el temor le paralizaba. Fijó sus ojos claros en los de su compañero, jurando caerse a pesar de estar sentado y la consciencia prometía que por culpa de su extremismo respecto a este tema, el mundo entero se le caía.
Empezó a faltarle el aire al volver su vista hacia la caja prolijamente forrada en blanco y pintitas violetas hasta sentir como el calor se posaba sobre su mano cual manto protector. Allí se encontraba la mano de Bokuto, siendo poco más grande que la suya y viéndose mucho más demacrada por el Volley. Sinceramente, ninguno tenía manos suaves e igualmente, se necesitaban de vez en cuando. Muy seguido y más de lo que quisieran.
—No necesitas verlo ahora —sugirió Koutaro, apretando levemente la mano debajo suya y tratando de encontrar los ojos del otro.
—Quiero ver qué hay adentro.
Soltó en un gesto suave la mano de Bo y llevó ambas hacia la madera, levantándola para dejar al aire la verdad dentro de la caja. Muchas notas de varios colores resaltaron ante sus ojos, notando por suerte que dentro de la tapa se escondía otro papel más:
"Cuando seas grande leerás algunas de estas cosas y esperamos te gusten. Son nuestros pensamientos durante los meses que estuviste en la panza, Keiji."
Admiró cada pieza del rompecabezas dentro de las cuatro paredes cuarenta por veinte durante unos segundos, notando lo dobladas y desacomodadas que estaban todas aquellas cartas, estando todas de lado y siendo capaces de sacar entre uña y uña. Seguramente Bokuto se preguntaría si iba a sacar alguna de ellas y se dispondría a leerla; pues lo mismo se cuestionaba él. Seguro no estaba, preparado menos. Pero la curiosidad le mataba y el apoyo estaba justo a su lado para salvarlo si caía. ¿Debía? O tal vez no. Era un desastre.
En un impulso tomó un papel gris doblado cerca del centro entre las dos filas de colores. Con dificultad lo fue a abrir, cuidadoso de no romperlo en medio de un tic del brazo y lo suficientemente concentrado para notar como la esquina derecha se encontraba anteriormente doblada varias veces.
«¿Cuántas veces lo habrá leído?», se preguntó Akaashi al notar estos detalles; refiriéndose a su madre.
Volvió al presente cuando su mano en un puro reflejo ya había abierto el papel doblado y ahora la prolija letra de mujer se plantaba en lapicera azul sobre la plataforma:
"Día 64: Tengo miedo de no ser una buena madre, aunque Hikaru me trate de convencer de lo contrario."
Tomó otra del montón, sintiendo las extrañas ansias de más, cual todo un masoquista. ¿Qué era lo que pensaban sus padres mientras él aún no llegaba al mundo? ¿Cómo eran las cosas entre ellos? ¿Cómo era él?
No recordaba mucho a su papá y deseaba hacerlo desesperadamente. Así que tomó un papelito más; uno verde ahora.
"Día 105: Cada vez falta menos y no dejo de sentirme ansioso. Ayer soñé que por fin Keiji nacía y yo lo sostenía en mis brazos. Desperté llorando. No puedo pensar en una mayor bendición que él."
Prosiguió por más.
"Día 33: Huy fuimos a hacer algunos exámenes y todo parece estar bien. Dejé el trabajo para poder cuidarnos y no sé como hacer más que mirar mi panza y pensar en cómo estará él/ella. ¿Se sentirá Hikaru así también?"
"Día 49: Hoy comenzamos a buscar nombres. Si es niña pensamos en ponerle "Jin". Si es chico estamos entre: "Kane" y "Naoko". Espero que sea un chico, porque Kane es el nombre de mi cantante favorito desde que tenía diecisiete (seguro la mamá no me deja ponerle así, pero no pierdo nada por intentar, ¿no?)"
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Bokuto, no rompas más flores [Bokuaka]
FanfictionDurante un hermoso día de sol, nubes blancas cual algodón y una preciosa temperatura de verano, Bokuto se cayó de cara al suelo y se rompió todo contra unas cuantas flores espinosas provenientes de una pequeña florería en el centro de Tokyo. ¿Lo pe...