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El timbre sonó más de cinco veces, despertándome de la siesta.

—¡Ya voy! —grité desde mi habitación, mientras me levantaba de la cama.

Caminé hasta la entrada y abrí la puerta de mala gana. Se me apretó el estómago cuando vi a Seven ahí parado, con una cara de orto impresionante.

—¿Qué querés? —pregunté de malas.

Él ni siquiera me respondió y entró al departamento, dejándome sola en la entrada. Bufé y cerré la puerta, para luego dirigirme a mi cuarto donde se encontraba Seven sentando en la cama, de brazos cruzados.

—¿Qué mierda te pasa Zoe? —rompió el silencio.

Me acosté en la cama y me tapé con la frazada, lo miré mal y suspiré.

—Nada —contesté seca.

—No me respondes los mensajes ni las llamadas desde ayer a la noche, no me digas "nada" porque no te creo un carajo —habló alterado. Su expresión era seria, como si estuviera enojado.

Lo miré fijo, sin saber qué decir. No sabía si decirle la verdad o mentirle, decidí optar por la primera opción. Creo que merezco respuestas.

—¿Tenés novia? —pregunté con un poco de dolor en mi voz.

Su cara cambió rápidamente, y desvió su mirada al piso. Parecía que se sentía mal por esa historia de mierda.

—Si tenés novia no quiero más na...

—No, Zoe —me cortó rápidamente—. No tengo novia.

Esperé unos segundos a que me diera una explicación pero no lo hizo. La rabia empezaba a consumirme.

—¿Y esa piba qué? ¡Me dijiste que no estabas con nadie!

—Qué te importa, Zoe, es mi vida —contestó frío.

—¿Tenés otra o no? No es tan difícil —insistí.

—¡Si, estoy con otra! —gritó, ya harto de la situación.

Me tragué las ganas de llorar y me levanté de la cama para correr al baño, no le quería ver la cara.
Pegué un portazo y me senté en el inodoro, cubriendo mi cara con mis manos. Los sollozos inundaron la habitación. Soy la reina de las pelotudas.

—Linda... —escuché su voz del otro lado de la puerta—. Salí, hablemos.

—¡Tomatela Joaquín! No te quiero ver nunca más —mentí. Una parte de mi esperaba que se quede.

—Decimelo en la cara, y me voy —dijo firme—. Decime que en serio tenés ganas de no verme nunca más, y que querés que me vaya, en la cara.

Me quedé en silencio. Él sabía que yo no iba a poder decirle eso, no iba a poder estar sin él. Abrí la puerta del baño y nos miramos fijo por unos segundos.

—¡Odio verte con otra, Joaquín! —confesé sin poder aguantar las lágrimas—. ¿Nunca te vas a dar cuenta?

—¿De qué? —preguntó confundido.

Fue mi tope, ¿Nunca se dio cuenta que estoy loca por él? ¿Que me estoy muriendo de amor? ¿Que me voló el bocho?

—¡De que me muero por vos, nene! —exclamé alterada.

Joaquín se quedó en silencio, sin saber qué decir. Me miró con pena, sus ojos lo decían todo: él no sentía lo mismo. Las lágrimas no tardaron en salir a borbotones y Seven se acercó a mi con miedo.

—Andate, va a ser lo mejor para los dos —susurré alejándome de él.

—Perdón —respondió de la misma forma que yo.

—¡¿Perdón?! —exclamé enojada—, ¿Perdón por qué? No quiero que me tengas lástima Joaquín, si no me vas a querer, ¡Andate! —las lágrimas salían cada vez más fuertes.

—¡Bueno flaca no es mi culpa que te hayas enganchado! —gritó indiferente.

—Tampoco es mi culpa que seas un cagon y no te la juegues por amor por miedo a que te lastimen —dije seria, pero me arrepentí después.

Joaquín se acercó a mi lentamente, veía en sus ojos el enojo, tristeza y miedo.

—¿Sabes qué? Me voy a la mierda Zoe —habló serio, muy cerca de mi.

—¡Mejor! Me encantaría no verte más la cara de pelotudo que tenes —contesté tragándome las lágrimas.

Se fue enojado, su figura desapareció por el living y lo último que escuché antes de su fuerte portazo fue: "¡Lo bien que hizo Tomás en dejarte, sos una imbecil!". Nunca lloré tanto en mi vida.

Vos y yo sabíamos de sobra que hubiera dado lo que fuera para que te quedarás esa noche.

no goodbyes [sevenkayne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora