q u i n c e

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Narra Zoe

Me sentía rara, es decir, estaba feliz porque Joaquín me había "confesado" sus sentimientos, pero aún así eso no me ayudaba. Sé como es, no está acostumbrado a estar en una relación, aunque todavía no estamos en nada. No es un pibe de una sola chica, él siempre quiere más.

Nos habíamos pasado la tarde entera tirados en la cama de Mauro viendo Netflix. Los chicos habían venido a verlo y a preguntarle como estaba, y después nos contaron que ya habían cagado a trompadas a Tomás y a sus amigos. Había sido una noche agitada.

Joaquín se había dormido a la mitad de nuestra quinta película mientras yo le acariciaba la cabeza. Lo miraba y no puedo dejar de sonreír, es tan lindo.

Un mes, en un puto mes me cautivó. No sé cómo, pero de un momento a otro me encontré necesitándolo, extrañándolo, no me lo podía sacar de la cabeza desde que lo conocí. Sus ojos, su pelo, su sonrisa. Dios, su sonrisa era el camino directo al cielo.

Me safé lentamente de su agarre y salí de la habitación, necesitaba tomar algo y estirar las piernas. Bajé a la cocina y Khea estaba ahí jugando con el celular.

—¿Qué onda perro? Qué raro que no estás pollereando —dije mientras abría la heladera.

—Estoy justamente esperando a que tu amiga me mande un mensaje para irla a buscar —respondió bloqueando su teléfono y apoyándolo en la mesada.

Asentí recordando que Sofia hoy trabajaba hasta tarde.

—¿Y los chicos? —pregunté sirviéndome jugo.

Ivo se encogió de hombros y yo reí.

—¿Y Joaco? —preguntó. Lo miré sin saber que decirle—. ¿Cómo está?

Suspiré aliviada, pensé que su pregunta se debía a otra cosa.

—Ee... Bien, se durmió hace un rato —contesté—. Estaba un poco adolorido pero le di un calmante y ya se sintió mejor.

Asintió. Nos quedamos en silencio unos minutos mientras él respondía un mensaje y yo tomaba de mi vaso. Me senté en un banquito de la mesada y Khea volvió a hablar.

—Y vos, ¿Qué onda con él? —hijo de puta.

—Nada —hablé nerviosa, rascándome la nuca —. Somos amigos, creo —dije lo último en un susurro.

—Sí Zoe, ustedes son amigos y yo no me culeo a Sofia —respondió irónico.

—¡Nene yo no quiero saber qué haces con mi amiga! —grité soltando una carcajada.

Él se unió a mis risas y luego me miró esperando una respuesta válida a su pregunta. Me estaba empezando a poner nerviosa.

—Contame dale, si sabes que yo no digo nada —insistió.

—Si ya sabes que me re gusta...

—Sí pero específicamente más —pidió acomodándose en su silla, para empezar a escucharme—. Es un pibe complicado, pero yo creo que vos le gustas de verdad.

—Me encanta, me vuelve loca. Es el pibe más lindo del mundo —dije sin poder evitar la sonrisa—. En un mes me voló la cabeza, odio imaginármelo lejos o con otra. Pero él tiene tanto miedo como yo.

—¿De qué? —preguntó confundido.

—De salir lastimado —contesté triste—. Amigo, te juro por lo que quieras que lo último que le haría es mal, ni por Tomás sentía esto. Creo que me estoy...

—Enamorando —completó la frase antes que yo lo diga.

Asentí. Esas palabras no sonaban para nada bien.

—Es un pibe que le gusta tener a todas a sus pies, sólo las usa, no siente nada por ninguna —dijo haciendo una mueca de desagrado a como usaba a las mujeres su amigo—. Pero te puedo asegurar que vos le causaste algo, porque nunca vi a Joaquín volviendo tantas veces a la misma mina.

—¿Y si solamente se está divirtiendo conmigo?

—No sé, Zo —contestó—. Joaquín no habla de sus sentimientos, solamente me habla de todas las pibas que se garcha.

Iba a responder pero el celular de Khea empezó a sonar y él atendió rápidamente. Me hizo una seña de que espere y abandonó la cocina para irse a hablar.

"Nunca vi a Joaquin volviendo tantas veces a la misma mina"

Eso sonaba bien. Aunque aún así no paraba de sentirme mal, tenía un feo presentimiento.

Después de esa noche entendí que si me querias pero sólo cuando vos querías.

no goodbyes [sevenkayne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora