Al final las clases pasaban aburridas...
No había mucho que destacar ya que, incluso en los recesos, su novio lo obligaba a sentarse o pasárselo con él con la intención de no dejarlo hablar o pasar rato con nadie más. Y odiaba eso. Le era molesto ser siempre tomado de la caderas, que lo presumiera con sus amigos como si fuera una cosa, que le tocara el culo o incluso le diera alguna que otra nalgada para hacerse más el machito alfa. Era molesto y denigrante, pero como con todo se quedaba callado. Él jamás tenía voz ni voto, y mucho menos podía quejarse sobre ese tipo de actitud ni nada.
Sin embargo, aprovechando que él salía una hora antes y su pareja ademas tendría practicas, decidió avisarle que iría a la biblioteca a estudiar para un examen que tendría mañana sobre funciones cuadráticas y otras cosas enredadas.
Se apresuro a buscar una mesa cerca de los estantes de matemáticas y después de dejar su mochila, tomar un par de libros, y con el cuaderno abierto y lápiz en mano se dispuso a empezar a repasar y practicar intentando hacerlo bien, lamentablemente sin poder conseguirlo.— Disculpa ¿Puedo sentarme? —llamo la voz algo grave de un chico sacándolo de sus asuntos.
Cuando Daniel levantó la vista casi se quedo mudo. Frente a él, un chico alto que parecía tener dieciocho como su novio a pesar de verse mayor por la barba corta que tenía en el mentón, un par de pircings en el labio y la ceja, con su mochila al hombro y el cabello negro bastante rebelde, estaba de pie mirándolo; casi podría haber sido alguien que intentaría quitarle el dinero o darle una paliza.
Y al darse cuenta que aún no respondía nada por estarlo viendo como tarado, asintió rapidamente volviendo la vista a su libro de matemáticas oyendo un suave «gracias» mientras el contrario se sentaba frente a él en el otro lado de la mesa, dejando su mochila y sacando un libro para disponerse a lo suyo.Pero aún cuando el moreno intento concentrarse en sus malditas funciones cuadráticas, no pudo evitar que sus ojos se desviaran sutilmente hacía el libro que el chico leía. Y se llevo una buena sorpresa al descubrir que se trataba ni más ni menos que de uno de sus libros favoritos: "La casa de Hades de Rick Riordan" y era al parecer una edición original.
No podía creer que alguien más conociera su saga favorita, y mucho menos que alguien la estuviera leyendo frente a él. Sintió inmensos deseos de preguntarle que tal le parecía, si le gustaba la pareja de Annabeth y Percy, o que opinaba de los siete de la misión, que opinaba sobre lo que había pasado con Nico y Jason, incluso en que capitulo estaba y hablar sobre el libro, O de la visita de Hades a su hijo, pero no se animaba. Desde que estaba con su novio rara vez había vuelto a hablar con otras personas por mera diversión o para socializar, y claro, eran personas que solo su chico conocía o aprobaba.Pero mientras él estaba en lo suyo, concentrado en el libro y en la charla que quería iniciar y no podía, el chico de enfrente no tardo mucho en sentir una mirada encima, y al levantar la vista se encontró con Daniel intentado fingir que no lo miraba al bajar la cabeza rapidamente al libro de tareas y su cuaderno; aunque de todas formas lo vio a levantar levemente los ojos volviendo a verlo con disimulo. Aquello le causo una risa al chico de la chaqueta de cuero, e inevitablemente le dedico una sonrisa de lado.
— ¿Me mirabas a mi o al libro? —preguntó de manera burlona casi, pero extrañamente agradable.
— Bueno... —se excusó algo apenado—, n-no pensé que iba a encontrar a alguien leyendo mi saga favorita.
— ¿Entonces ya te los leíste? —contestó el contrario mostrándose levemente asombrado—, que envidia, apenas estoy empezando con este, pero muero por saber que pasara con percabeth en tártaro y más muero por leer los que siguen.
— ¿De verdad? ¡Yo estaba igual! —comentó animado el latino olvidando su libro de tontos ejercicios—, dios llore en ese libro por Nico. Aunque no quisiera spoilearte toda la historia.
— Dioses no —bromeó el mayor soltando otra pequeña risa antes de volver a sonreirle—, lo siento, te distraje hablando de mi libro y tú estudiabas.
— No importa, es divertido encontrar un fanático del sesos de alga —dijo encogiéndose de hombros, más relajado. Increíblemente se sentía mucho mejor que en todo el aburrido día—, Ademas tampoco entiendo mucho esto así que... Meh supongo.
El adolescente se inclino un poco al frente para ver mejor los libros que había en ellos.
— ¿Matemáticas eh?
— Funciones cuadráticas —especificó casi suspirando.
— No soy precisamente un erudito, pero podría ayudarte si quieres —propuso en tono calmado.
Daniel sabía que eso era malo, su novio podía entrar y verlos, alguien podría decirle, lo molería a golpes, las cosas podían acabar terrible... Pero aun así, eso quedo en un segundo plano en su cerebro.
— Por favor —pidió girando un poco sus cosas para que el chico los viera.
Miró como el mayor se levantaba sentándose a su lado ahora, dejando la página de su libro marcada y el mismo en la mesa, antes de ponerse a revisar los apuntes de matemáticas; y ya en pocos minutos le estaba explicando a Daniel pacientemente como era el proceso y demás; practicamnte como si fuera un profesor (uno super cool claro).

ESTÁS LEYENDO
Save me... [TERMINADA]
Teen FictionDaniel Morales se supone que es un chico normal de dieciséis años; sus padres se mudaron desde Argentina a Estados Unidos cuando él era pequeño, pero aun así lo latino corría en sus venas y se reflejaba en él varias veces. Pero el problema estaba en...