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Después de que fue reclamado como propiedad de Jeremy Thompson, Daniel subió al coche soltando un largo y pesado suspiro que hizo pasar como cansancio por sus estudios, aunque en realidad fuer por tener que aguantarlo a él.

Y mientras conducían pudo ver de reojo que la expresión de su novio era casi más maliciosa, como si planeara hacerle algo malo, y eso le daba escalofríos.

  — Con los chicos haremos una fiestecita —comentó su novio ensanchando esa molesta sonrisa perversa—, y ni se te ocurra que te dejare andar zorreando por ahí o solo.

  — ¿Cuándo sera? —preguntó en tono no muy animado. Realmente no tenía ganas de ir allí con su pareja donde sabía que se haría mucho más "el macho alfa" por estar con sus amigos.

  — Mañana en la noche —declaro el rubio mientras manejaba su auto sacando un brazo por la ventanilla para verse más genial y despreocupado. Como si no le bastara ya el tener un auto caro pagado por sus papis.

  — De acuerdo cariño —cedió sin más opciones.

[ . . . ]

El coche no tarda mucho en llegar a la casa pequeña en la que ambos vivían. Soltó un suspiro lento e imperceptible mientras giraba el pomo pasando a la casa, aún tenía que hacer algo de comer y encargarse de la limpieza.

  — Ah y prepara algo decente para la tarde, mis padres nos harán una visita —avisó el mayor desinteresadamente, pasando y dejando las llaves de su auto donde siempre antes de subir a cambiarse por algo más cómodo a su cuarto.

  — Debiste avisarme —reprochó apenas audible Daniel mientras subía con la intención de preparar la comida y dejarla hacerse antes de poder ir a cambiarse.

—  Estas todo el día de inutil ¿Cuál es la diferencia si te digo ahora o ayer? —respondió molesto Jeremy antes de desaparecer tras la puerta de su habitación, quedándose como siempre con la última palabra.

Daniel sintió el pequeño deseo de recordarle que era él quien cocinaba, ponía y levantaba la mesa, limpiaba y mantenía la casa decente y además estaba ocupado también con sus propios asuntos de escuela mientras que el contrario solo estaba viviendo del dinero que le mandaban sus padres porque se negaba trabajar; pero (por convencía) mantuvo silencio de manera sumisa dirigiéndose a preparar algo para el almuerzo, tal vez  unas galletas del almacén y algo de café estaría bien. Aunque en realidad solía no ponerse de super buen humor con las visitas de los padres de Jeremy.

[ . . . ]

Justo como le había dicho su pareja, el auto de apariencia costosa estaciono afuera de la casa, y tanto el abogado como su esposa de la misma profesión bajaron elegantemente y tocaron la puerta; sin dejarlo atender, el rubio se acercó a la puerta abriéndola y recibiendo cariñosamente a sus padres mientras que Daniel fue mandando a la cocina para buscar algo para comer. Y después de dejar los cafés ya listos junto con algunas masitas y demás bocadillos sobre la mesa, se acercó a saludar formalmente a los dos mayores como sus modales dictaban.

Pasaron los cuatro a sentarse en la sala, y después de que Daniel les dejara un café a cada uno de los que había en la bandeja, se sentó al lado de su pareja justo cuando la madre les daba un halago por lo pulcra y linda que estaba la casa, sin embargo escuchó a su novio soltar un comentario que hubiera sido bastante machista si en vez de ser Daniel, él fuera Daniela. Pero como con todo lo malo que le hacía en esa relación, decidió pasarlo por alto y seguir con la farsa de estar animado y feliz al lado de ese hijo de puta mientras tomaba un café con leche y hablaba con las otras tres personas que había ahí.
Aunque en verdad la conversación se hacía cada vez más incomoda para él con los comentarios que soltaba su novio sobre él, haciéndolo sentirse humillado y torpe, al punto en que el menor tuvo que pedir permiso de forma algo abrupta excusándose para ir al baño.

Y claro que su novio notó cuales eran sus verdaderas intenciones, por lo que lo siguió con una excusa estúpida.

  — ¿Qué cojones te pasa ahora? ¿No puedes solo comportarte normal cunado están mis padres en la casa? —dijo Jeremy molesto mientras lo miraba ya ambos en el pasillo, aunque no lo suficientemente lejos como para no ser oídos.

  — Me pones muy incomodo diciendo todas esas cosas de mi —se excuso Daniel mientras lo miraba tomando coraje unos pocos minutos—. ¿Puedes solo no hablar así de mi?

Pero su pareja no se lo tomo muy bien, le planto un cachetada no muy fuerte y lo miro molesto por el "atrevimiento" del menor, incluso frunciendo un poco el ceño.

  — Solo cierra el culo y deja de portarte como un idiota o luego vas a pagarlo Daniel.

Y dicho eso el mayor se volvió a la cocina con la excusa de buscar más café, y entre tanto el chico no tuvo de otra más que volverse a su sitio con la mejilla algo roja y la cabeza baja de manera sumisa, justo como el deportista lo quería siempre. 

  — Debes perdonarlo, el pobrecito esta algo estresado con sus exámenes de seguro —dijo al madre algo bajo tocándole el hombro al chico y haciendo una expresión de lastima.

Por un segundo el moreno solo quiso quitar la mano de encima de su hombro y largarse o algo, pero en vez de eso fingió ser "comprensivo" como la rubia y asentir en señal de que lo perdonaba, como si un simple «esta estresado de seguro » fuera una valida excusa para golpearlo, humillarlo y tratarlo mal.
Pero al final el señor Thompson hizo la vista gorda apartando la mirada y la mujer no hizo más que esperar a que su adorado hijito trajese el café, sin darle más importancia a las violentas reacciones del joven de dieciocho con su novio dos años menor.

Y como si nada, la pequeña visita siguió pasando entre algunas humillaciones más, café tibio y galletas del mercado de la vuelta.

Save me... [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora