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No pasó mucho más de una hora cuando pudo escuchar una conocida voz hablar con una enfermera del otro lado, y apenas minutos después su amigo secreto atravesó la cortina casi corriendo contra él. Nikolai traía parte de su remera manchada con sangre al igual que sus pantalones y zapatillas, pero de todas formas lo primero que hizo fue abrazar su cabeza y parte de su cuerpo (cuidando de no tocarle los brazos) casi acurrucandolo contra su pecho.

  — No vuelvas a hacer algo así Daniel... —dijo con preocupación e incluso algo de dolor en su vos—, pensé que no ibas a salvarte... Perdiste mucha sangre...

Casi se congelo ante ello, y de manera inevitable se aferró como un animal asustado a la remera ensangrentada de Nirvana, con las emociones desbordando de su ser.

  — Esta bien Dani, estoy aquí —lo consoló el mayor sin dejar de abrazarlo empezando incluso a dar caricias en su cabeza—, déjalo salir todo... 

Esa voz tan calmada, tan cercana y dulce acabo de romperlo, y empezó a llorar nuevamente de la misma manera en que lo había hecho en el baño, mientras la sangre brotaba de su brazo a mares, como si tuviera una cantidad interminable de lágrimas por soltar para no ahogarse con ellas.
Sintió como Neeks se sentaba despacio y cuidadosamente en el borde de su cama para que la altura le fuese más cómoda, dejando a Daniel abrazarlo pon el cuello y enterrar su rostro en parte del cuello del mayor mientras se descargaba.

[ . . . ]

  — ¿Te sientes mejor? —le preguntó el ruso una vez que sintió que el chico, ya mucho más clamado, se tomaba unos minutos antes de apartarse de él solo para tomar uno de los pañuelos y limpiarse la cara.

— Gracias Nikolai —dijo regulando un poco su respiración a base de lentas y largas aspiraciones, exhalando el aire con calma luego de asentir.

El mayor se apartó de la cama para sentarse en la silla donde antes había estado el doctor, y un silencio incomodo casi se instalo entre ambos, con el sonido de voces y correteos detrás de la cortina que indicaban que el mundo no sé había detenido como Dan sentía.

Ninguno sabía o tenía algo por decir por el momento, incluso si querían hacerlo.

  — ¿Qué hora es? —preguntó el menor finalmente para romper el silencio. 

Nikolai casi pareció sobresaltarse en su silla al sentir la pregunta, pero tomando de su bolsillo el celular reviso la hora y le mostró la pantalla.
La hora marcaban las 5:53 pm, pero le causo una sonrisa ver el fondo de pantalla de Leo Valdez con una llama en su mano, y al parecer el contrario lo notó ya que sonrió también guardando mi celular de nuevo en el bolsillo.

  — ¡Ah! Te traje tu mochila y tu celular, bueno, a decir una parte de la mochila se ensucio por accidente, lo siento, pero lave la funda de tu teléfono y esta como nuevo —dijo llevándose una mano pesadamente hacía la nuca por unos pocos segundos.

  — N-no tenías que molestarte —dijo con una pequeña sonrisa en los labios al ver el gesto que había tenido su amigo.

  — Bueno, supuse que las querrías —respondió el chico malo, dejando escapar una pequeña risita nerviosa antes de ponerse más serio aclarándose la garganta. Dejo ambos brazos sobre sus rodillas para estar más cómodo mientras miraba al moreno frente a él, recostado y con casi todo el cuerpo tapado por una sabana blanca, con un brazo cableado y el otro vendado. Sintió algo oprimirle el pecho, pero de todas formas se relajo y volvió  hablar cuando se aseguro de que su voz no vacilaría:— yo... bueno... Ahg! El punto es que puedes confiar en mi Daniel, te ayudare. Y... y si quieres hablar sobre eso voy a escucharte y apoyarte ¿Bien?

Dani no se lo esperaba, se quedo mudo unos pocos segundos, pero una sensación cálida lo hizo sonreír mientras lo miraba, asintiendo suavemente.

  — No tienes idea de lo mucho que significa lo que haces —dijo, sintiendo sus ojos hinchados por el llanto empezar a humedecerse de nuevo, pero rapidamente uso el dorso de su mano para limpiarse.

  — El doctor dijo que debías quedarte aquí —comentó el más grande con una pequeña sonrisa por la reacción de su amigo—. Pero, me dijo que también podía venir a visitarte seguido y me hice una copia de los horarios de visita.

— ¿Vendrás a verme? —preguntó casi con ilusión.

— Excepto por los horarios de la mañana porque estaré en la escuela, si vendré a verte seguido. Pero mis padres no me dejaran estar hasta muy tarde de seguro... Lo siento por eso.

— De cualquier forma vendrás, eso me basta —dijo ensanchando el gesto en sus labios.

Nikolai sonrió y se levanto acercándose al chico usando sus manos para disimular lo que decía y que no lo vieran, como si fuera un secreto muy importante. Y Daniel curioso acerco el oído a sus labios.

  — Aprovechare a traerte comida de contrabando y libros siempre que quieras —susurró Neeks con un tono divertido.

Y él decidió seguirle el juego cubriéndose también con una mano al susurrar.

  — ¿Muchos dulces y libros a escondidas? —preguntó en tono confidente.

  — Muchos —aseguró el contrario mirándolo.

Y sin poder evitarlo ambos rieron ante eso.

  — Creo que me hace bien tenerte aquí —le confesó Daniel—, ya no tengo tantas ganas de intentarlo de nuevo...

Pero sabía que eso solo sería momentáneo, porque luego, estando solo, de seguro la mierda y ese maldito vídeo volverían por él para atormentarlo.

Save me... [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora