A Daniel le tomo otro rato más antes de decidirse a secarse el cuerpo con cuidado y salir envuelto en la toalla para ir a su cuarto; pero aun así camino con pesadez, y casi sin hacer ruido, sobre la cerámica del piso antes de poder cerrar la puerta, ya dentro de su habitación.
Se puso unos boxers cualquiera dejando la toalla en el piso, y cerrando las ventanas se escondió entre sus sabanas a dormir.Y ahí se quedo... Durante toda la noche, la mañana del día siguiente saltándose las clases, y también lo que quedo de día dentro de su pequeño y oscuro cuarto, el mismo que ya olía a encierro, en el cual desde afuera la luz de la luna y las farolas de la calle peleaban por entrar, pero de todas formas él se negaba a ventilar la habitación y abrir las cortinas para sentirse un poco mejor; prefería revolcarse un poco más en su sufrimiento mientras que su novio andaba por ahí de putas como solía ser siempre.
El estómago ya le rugía y no se sentí demasiado bien, pero en vez de hacer algo al respecto decidió tomarse su última pastilla para el sueño y caer al menos hasta el día siguiente pensando en que necesitaría comprar más pastillas...
[ . . . ]
Cuando su alarma sonó insistente, el miércoles por la mañana, la apago sintiéndose peor que ayer, se sentía muy hambriento, con sed, casi le costaba caminar y para peor todo su cuerpo dolía por culpa de los tratos de su pareja. Aunque de igual manera se levantó como pudo.
No quería perder más clases y tenía la vaga esperanza de poder encontrar de nuevo al chico en la biblioteca y, tal vez, hablar con él sin que su novio se enterara, eso le daba cierta sensación de felicidad que últimamente nada conseguía darle.Le costo ducharse, e incluso el jabón se sintió pesado en sus manos, pero de todas formas hizo el esfuerzo de acabar con la tarea, cepillarse los dientes, acomodarse y secarse el cabello, y luego vestirse. Aún debía hacer el desayuno para dos y comer algo, por no mencionar que tenía que pedir algún cuaderno para copiar lo del día anterior y preparar sus cosas.
Todo le resultaba tedioso y pesado, pero suspirando fue a paso resignado hacía la cocina; preparo el mismo desayuno de siempre y dejó todo en la mesa antes de ir por sus cosas, por suerte esta vez no tendría mucho que llevar ya que la mayoría de cosas que necesitaba habían quedado en su casillero en la escuela; y ya listo se volvió a la cocina para comer algo apresuradamente.Como todas las mañanas, su pareja llego tarde a comer prendiendo el tv y empezando un molesto sonido de tecleo en su móvil táctil.
— Por fin te dignas en salir de esa cueva de ratas —dijo Jeremy despectivamente sin si quiera mirarlo.
Daniel no respondió, siguió con su comida.
— ... Encima de que eres un maldito mantenido no quieres ni mover el culo para ayudar en esta casa. Imbécil que eres, y para peor debo soportarte haciendo tus dramitas porque cogimos —continúo haciendo una mueca de desagrado mientras comía sin cerrar la boca.
Daniel siguió sin decir una palabra, pero de todas formas ya había acabado con su desayuno.
— Que sepas que te lo mereces por hacerte la putita.
El menor se levantó a lavar todo lo que había quedado para no tener que seguir escuchándolo, y un poco después lavo lo que su pareja había ensuciado antes de subirse ambos al auto, dejo la mochila en su regazo, y antes de que el vehículo arrancara sintió como el mayor lo tomaba con fuerza de la muñeca, igual que en las tribunas donde había empezado todo el nuevo conflicto.
— Y que ni se te ocurra volver a hacerte la victima y hacerme quedar mal de nuevo en frente de los chicos, porque sino te juro que vas a lamentarlo más que la otra vez —dijo apretando su muñeca y clavando sus ojos en él— ¿Queda claro?
— S-si cariño —tartamudeo intimidado, bajando la mirada incapaz de sostenérsela.
Y una vez que su muñeca estuvo libre, el auto arranco y se dirigió con ambos chicos a la secundaría para otro aburrido día promedio.
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Save me... [TERMINADA]
Teen FictionDaniel Morales se supone que es un chico normal de dieciséis años; sus padres se mudaron desde Argentina a Estados Unidos cuando él era pequeño, pero aun así lo latino corría en sus venas y se reflejaba en él varias veces. Pero el problema estaba en...