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De nuevo las asquerosas manos del mayor rodearon posesivamente sus caderas, y no porque lo quisiera para él, sino porque no quería que nadie más lo viese tan si quiera.

Debió caminar pegado al cuerpo de Jeremy quien se negaba a soltar sus caderas, casi tocándole el culo con descaro, mientras reía y coqueteaba sin vergüenza con alguna que otra chica a la pasada. Lo bueno fue que solo fueron unos cuantos metros, entre el patio y parte del pasillo, lo que duro esa situación antes de finalmente poder ir a su casillero, cambiar adecuadamente los libros para su clase, y ya, listo se llenarse los pulmones de aire y suspirar pesadamente en lo que cerraba la puerta de casillero oyendo algunos cuchicheos a sus espaldas.

  — ... Y me dijo que el tarado de su novio no sabe complacerlo en la cama —dijo una de las chicas divertidas mientras soltaba algunas risitas con sus amigas. El moreno claramente notó como hacía un gesto sutil hacía él antes de seguir hablando:—, dice que se va siempre haciéndose el puto pero ni puede complacerlo como se debe, y claro que yo si pude hacerlo. Y genial obviamente.

  — ¿Qué esperabas de un latino cualquiera? —comentó otra de las chicas—, de seguro Jerry necesitaba una buena chica como tú y no a ese idiota.

  — Obviamente soy mejor que él, incluso me dijo que piensa dejarlo para estar conmigo —comentó ilusionada mientras sus amigas la tomaban una de cada brazo emocionadas, creando molestos sonidos agudos de felicidad.

Daniel no supo si sentir pena por la chica que pensaba que estaba con el hombre ideal y que sería capaz de dejar a su novio de tres años por ella, o si simplemente sentir desilusión de que Jerry jamás lo dejaría  por meros celos y capricho ya que él le "pertenecía".
Volvió a suspirar acomodándose la mochila al hombro, y apidiadándose mentalmente de la pobre tonta que no tenía ni la más puta idea de en donde se metía, camino con calma hacía su salón, pensando únicamente en que tendría al menos algo de tiempo para poder hablar con su nuevo amigo antes de tener que volver con el maldito de su novio.

[ . . . ]

Tal y como lo esperaba las clases pasaron pesadas y aburridas pero al menos rápido, y con la ayuda de Nikolai su examen se sintió como la cosa más tonta del mundo. Pero no podía más que estar feliz por el solo hecho de que tenía una hora libre en la biblioteca, en la cual tenía grandes posibilidades de que el mayor estuviera ahí como lo había dicho, y por ende podría hablar con él y olvidarse de todo; eso le bastaba para estar bien.

Pasó a la biblioteca con una sonrisa de oreja a oreja, intentando disimular su felicidad mientras buscaba con la mirada algún indició del mayor, y lo encontró rapidamente despidiéndose de un apuesto chico rubio con las mismas pintas que él. Apenas Nikolai lo diviso, avanzó por el silencioso piso de la biblioteca y se acercó con una sonrisa levantando la mano que no tenía en el bolsillo para saludarlo.

  — Hola Dani —dijo amablemente el mayor dándole un abrazo parecido al del rubio antes de volver su mano libre al bolsillo de sus jeans.

  — Hola Neeks —dijo el menor feliz, sintiendo una sonrisa tonta dibujarse en sus labios, antes de que buscaran un lugar para sentarse y poder hablar (sin molestar al resto claro) más cómodamente.

  — ¿Qué tal tu examen eh? —interrogó el mayor, ajustando el nudo que había hecho a una camisa a cuadros rojizas la cual estaba atada en sus caderas. 

Sin dudas se veía genial a la vista de Daniel.

  — Fue un juego de niños con tu ayuda —comentó alegremente, acomodándose un mechón de cabello—, gracias por las clases express particulares.

Eso logro sacarle una pequeña risa al chico malo que ahora lo miraba de una forma agradable, no era de desprecio, asco, pena, ni si quiera era parecida a la forma en la que lo miraba su novio cuando empezaron a salir, o la forma en que todos lo miraban en la escuela, era en cierta forma algo más agradable y... Sincera.
De todas formas siguieron hablando animadamente en la biblioteca, y el latino sentía de nuevo esa agradable sensación de felicidad que le hacía olvidarse de todo por al menos cuarenta y cinco benditos minutos; pero para su desgracia el tiempo pasa rápido cunado te diviertes, y por ello mismo sintió que el tiempo debería de haber durado mucho más.

Para cuando la hora le ordenó que debía irse, (con pesar) se excuso con el ruso diciendo que debía irse y por su parte el chico solo le sonrió de una manera que le pareció coqueta pero amigable antes de despedirse; tentado negó la oferta de ser que acompañarlo, se despidió nuevamente, y marchó hacía las gradas donde lamentablemente lo esperaba su posesivo y sádico novio hablando con un montón de otros idiotas que formaban parte del equipo de fútbol también. Con pesar se acercó a él fingiendo una sonrisa antes de besarlo (con repulsión) en los labios y sentarse con él, con la mochila aún en los hombros.

Lamentablemente de nuevo la maldita mano sostuvo sus caderas de forma posesiva, como si los moretones y marcas que tuviera en el cuello y resto del cuerpo no fueran suficiente para demostrar que ese desgraciado abusivo era su dueño. Pero de todas maneras siguió manteniendo su falsa sonrisa (que se volvía real de a ratos al pensar en su amigo secreto y los encuentros a espaldas de su novio) mientras Jeremy hablaba divertido ignorándolo casi y soltaba chistes o comentarios de mal gusto con sus amigotes, ganándose risas o halagos antes de finalmente ver que se despedía y ambos volvieron al auto.

Y aunque prefería soportar los chistes imbéciles antes que tener que ir a casa de nuevo con él,  jamás lo admitiría en voz alta, por su propio bien claro.







Save me... [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora