Capítulo 14: Esta no es ella.

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No podía creerlo.

-¡Esta no es ella! ¡Esta no es Lauren!- Grité en estado de negación. 


Volvía y lo repetía una y otra y una y otra vez. Un enfermero me trataba de calmar, pero es que no era ella, no , no y no. Parecía un nene chiquito de tanto que lo repetía. El enfermero ese perdió cinco minutos sagrados en donde pudo haber salvado la vida de aquella muchacha, la cual no era Lauren. 


Quería salir de ese cuarto pero siempre hubo algo que me mantenía aguantado, quieto; como si me hubieran pegado los pies al piso y no me permitiera salir de ahí. Tristemente caí en cuenta de que sí era Lauren porque cuando me vio, me cogió la mano y ahí fue que supe que verdaderamente era ella. Aquella linda chica que una vez reía ahora lloraba del dolor y apenas respiraba. Estaba toda inchada, su cuello, sus brazos, sus cachetes; bueno todo, pero específicamente el hombro en dónde el idiota aquel le puso la inyección. Se veía tan dolida, tan triste, impaciente, desesperada, agobiada y tensa. No sabía qué hacer, si meterme a ayudar o irme hasta que ellos lo arreglen.


 La veía nerviosamente, había varias enfermeras encima de ella; era casi sofocante. Muchas enfermeras trataban de ponerle otra inyección pero fue en vano. ¡No podían encontrar su vena! ¡Oh por Dios! A nosotros dos nada nos sale bien. Lauren cerró los ojos, su respiración iba disminuyendo poco a poco y el pulso de las máquinas también. Me cagué; no literalmente. Ahí fue que yo, su héroe, decidí ponerme en acción.


-Rápido sino pueden encontrar vena entonces deben dársela por boca.- Grité ya un poco asustado pensando en que rechazarían mi idea y que Lauren se iría de este mundo. Al yo mencionar estas palabras, todo el personal que había allí dentro, me miraron como si acaban darse cuenta lo que estaban haciendo.


-¡Diablos es cierto! Esto es una alérgia podemos darle medicamento por boca... ¡Rápido busca la Benadryl! -grito uno de los varios enfermeros. Soy todo un genio y eso que estaba bajo presión. 


-¿Pastilla o líquida?- le respondió con una pregunta la ex-amante de Sebastián.


-¡Líquida Marilyn por Dios; el efecto es más rápido!- contestó el mismo enfermero.


Con que se llamaba Marilyn, que bien. Rápidamente, Marilyn, salió corriendo en busca de la Benadryl; estaba muy tenso y yo ya no aguantaba más. Necesitaba salir de aquí, tomar aire, sentirme lejos de todo esto; ya estaba harto y quería enfrentarme a los padres de Lauren por haberla dejado sola en un momento como este.


No les voy a negar que me sentía tan bien de haber podido ayudarla; ya era la segunda vez que le salvo su vida. Espero que después de todo esto, todas nuestras vidas vuelvan a ser normal. ¿Bueno de qué hablo? ¿Alguna vez mi vida fue normal? ¿A caso la de Lauren fue normal? ¿A caso alguna de las vidas en este mundo son normales? No lo creo.


 ¿Qué haré ahora? ¿Y los padres de Lauren? ¿Dónde están en este momento tan tenso? ¿A caso a ellos no le importa Lauren? ¿Quién dejaría solo a un hijo, en este caso hija, en un momento como este? Estaba tan confundido que me molestaba. Cerré mi mano en un puño y le solté la mano a Lauren. Ella me miró con una cara de "no te vayas", pero no le hice caso. La miré con cara de dolor y de confusión y con eso me alejé y me fui. Ya no podía más, sentía que si no salía, explotaba. 

FranciscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora