Capítulo siete: Cuídate, Jimena

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Tessa está guapísima hoy. Ha quedado con uno de sus ligues esta tarde, un compañero del gimnasio, y se le nota cuando habla que está emocionada. Jay la escucha con atención mientras enciende un cigarrillo y se lo pasa a Monika, otra de nuestras amigas. Han terminado las clases y estamos en los baños. Hace un frío terrible porque hoy la calefacción se ha estropeado, así que me aferro con fuerza a la chaqueta.

- Nena, ¿estás bien? - Tessa deja de hablar para golpearme en el hombro.

- Sí, perdona. Tengo la cabeza en otro sitio.

- ¿Es por Chris? - pregunta Monika soltando una calada de humo - ¿No has conseguido hablar con él?

Jay y yo nos miramos. No sé si quiero preocuparlas.

- Sí, he hablado con él pero me dice siempre lo mismo – contesto.

- Sabes que eso es maltrato, ¿no? - Monika le pasa el cigarrillo a Jay, que da una calada.

- No exageres.

- ¡Te está amenazando con matarse! - exclama Tessa – Es un maltratador psicológico de manual.

- Chris es un poco dependiente. Se piensa que voy a dejar de preocuparme por él o...

- Está mal de la cabeza. Te monta escenitas con Jay, te pone los cuernos, se pelea con Nicole... Vale que es Chris, vale que cualquiera querría estar con él, pero tú no tienes que cargar con sus problemas. Tienes que dejarle – continúa Monika -. Y lo que hizo en la fiesta, joder... Si no llega a aparecer ese tío, ¿qué habrías hecho? ¿Crees que alguien se va a arriesgar a llevarse un golpe de un tío como Chris o de sus amigos?

De mi grupo de amigas, Jay, Tessa y Monika son las únicas que conocen la situación en la que me encuentro. Para el resto de mis amigos, para el instituto entero, incluso para mis padres, Chris y yo acabaremos casándonos porque estamos hechos el uno para el otro. Nicole sabe lo que ocurre porque es mi hermana y porque me lo nota todo, al igual que Gloria. Nicole se ha peleado tantas veces con Chris que ni puedo contarlas, y Gloria me amenaza con contárselo a nuestros padres, pero sabe que no puede hacer eso, porque papá y mamá son amigos de los padres de Chris. A Ruth sigo ocultándoselo, es mejor así.

- No quiero hacerle daño a Chris. Si espero un par de meses a terminar el instituto, cada uno se marchará a otra ciudad a estudiar y se olvidará de mí. Todo será tan natural que...

- Ah, claro, pero él si te lo puede hacer a ti. Él sí puede amenazarte – chista Jay.

- Vamos a dejar el tema, ¿de acuerdo? Tengo que irme – contesto abrochándome la chaqueta -. Mi padre debe estar esperándome.

- ¡Jimena, deja de ser tan gilipollas! - me grita Jay mientras salgo del baño.

Sé perfectamente lo que está haciendo Chris, sé lo que quieren decir mis amigas, pero mis acciones condicionan las de los demás. Solo tengo que esperar un par de meses, solo eso. Un par de meses y se acabó.

Nicole me intercepta apareciendo por uno de los pasillos y se engancha de mi brazo. Instintivamente la beso en la cabeza. Está enfadada, lo sé porque no habla cual cotorra como siempre, pero no le pregunto porque yo también lo estoy. Después de su escapada con Erik no hemos hablado con normalidad. Me limito a dirigirle la palabra cuando la situación lo requiere.

No le he contado a nadie lo sucedido con León. Con solo pensarlo se me encienden las mejillas y tengo que contener las ganas de gritar. Debe parecerle divertido jugar conmigo. Me lo merezco, yo empecé con la tontería de decirle que era guapísimo. Si hubiese sabido que volvería a verle jamás habría abierto la boca. Tendría que haberle pedido a él y a sus amigos que se marcharan de la fiesta de Nicole. Tampoco debería haber ido a su casa, sino contárselo a Gloria. Habría mantenido mi actitud fría y yo no estaría ahora con su voz metida en la cabeza todo el día. No, se acabó. Ni favores ni mierdas. Pero tiene una voz tan bonita y sabe hablar tan bien...

León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora