Capítulo diecisiete: Despedidas

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Cierro los ojos e inspiro con fuerza. Si me digo a mí misma que esto está mal, soy capaz de llamar a la policía. Sé que debería contárselo a mis padres, pero no puedo. Solo sigo sentada en la cama, nerviosa. Cuando León me toca me confunde. No quiero hablar con él. Y aquí sigo, observando el balcón de mi cuarto mordiéndome los nudillos.

Lo que le han hecho a Chris no tiene nombre. Está en el hospital, sedado y con calmantes por el dolor y el pánico que siente tras una experiencia tan traumática. La policía no ha podido interrogarlo todavía. Tiene una pierna y cuatro costillas rotas. El rostro hinchado, el cuerpo lleno de moretones. Cuando hemos ido a verlo, no nos han dejado pasar. Mi madre lloraba de alivio junto a la madre de Chris. Mi padre se mantenía serio y preocupado. No puedo evitar sentir un dañino resentimiento que me hace mirarlo con otros ojos. Creo que lo sabe, que sabe que conozco la situación. No le he dicho nada de mi relación con León porque bastante disgusto se llevó ya con lo de Nicole y Erik.

Con la aparición de Chris, hoy las cosas en el instituto han estado algo más calmadas. La gente se ha dedicado a expresarme su dolor y preocupación como si Chris y yo todavía fuésemos pareja. Creo que dan por hecho que después de lo que ha pasado vamos a volver. Ahora mismo solo me gustaría esconderme bajo las sábanas y no salir en un par de años, cuando ya no me acuerde de Chris, ni de León, ni de nada que tenga que ver con el amor y la confianza.

Mi familia y mis amigos han achacado mi pésimo humor, mi silencio y mis lloros a lo ocurrido con Chris. En parte supongo que es así. Lo que me desgarra por dentro no puedo decírselo a nadie, ya ni siquiera a Nicole, con quien a penas hablo por haberme ocultado la verdad tanto tiempo. León me ha destrozado por completo.

Tocan a la puerta y doy un respingo. Gloria asoma la cabeza.

- ¿Puedo pasar?

Asiento. Gloria cierra tras de sí y taconea hacia mí con los brazos abiertos y una mueca ñoña.

- Ven aquí... - me estrecha contra ella y siento que voy a romper a llorar - ¿Estás mejor? Ya han encontrado a Chris, no tienes que preocuparte.

- Ya, es que ha sido todo muy intenso.

- Tú sabes que no lo soporto, pero nunca le desearía nada malo. ¿Estás confundida?

- ¿A qué te refieres?

- A que si te has dado cuenta de que aún te gusta. Aunque me has dicho que León te gusta tanto, a lo mejor, no sé...

- No, no es eso. Yo quiero a Chris pero no... - Gloria me mira y se me empañan los ojos – Es que creo que papá tiene razón, ¿sabes?

Gloria frunce el ceño y me aparta un mechón de pelo de la cara.

- ¿En qué? Papi dice muchas tonterías.

- Papá dice que León me hará daño. Puede que tenga razón.

- ¿Por qué dices eso? ¿Te ha hecho algo?

Gloria se levanta y mira en dirección a la puerta, lo que interpreto como una señal de que León aún está en el despacho con papá. Llevan casi una hora hablando.

- No, él... Él siempre se porta muy bien conmigo.

Gloria está tensa, y yo lo noto.

- Jimena, quiero que me contestes a una cosa, y quiero una respuesta muy directa. ¿Sospechas que León pueda estar tan loco como el imbécil que acosa a Nicole? Son amigos, ¿cierto?

Cuando Erik se presentó en casa, estaba solo papá. Nos pidió expresamente que no dijéramos una palabra a nadie para no alarmar al resto de la familia. Pero Nicole es muy dependiente de nosotras, y dado que no pudo contárselo a mamá, se lo contó a Gloria y a Ruth. Gloria sabe que Erik es amigo de León, así que no juega a su favor en ningún sentido.

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