Capítulo diecinueve: Intrusión

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Hay una gran cantidad de gente en la entrada de mi instituto. Los alumnos se arremolinan en torno a uno de los amigos de Nicole. Parece ser que va a dar una fiesta dentro de poco. Hace un par de meses ni siquiera me habría planteado el no asistir, pero ahora las cosas están complicadas. Muy complicadas. No es que no pueda ir a la fiesta; simplemente no me apetece.

Desde el incidente con Chris, la gente me mira raro. Piensan que me junto con delincuentes, como León. No importa que Chris haya vuelto al instituto y me trate como si nada hubiera pasado, ni tampoco que León no haya vuelto a aparecerse por aquí con su flamante coche y su pose de malo de película. Mi reputación ya está manchada y no hay nada que pueda hacer para remediarlo.

No es que alguien me haya dicho algo directamente, ni siquiera mis amigas más cercanas. Sin embargo, no soy idiota, y escucho los cuchicheos, siento las miradas y toda la presión social acaba desgastándome al final del día. Eso sin contar lo mucho que echo de menos a León. Lo extraño tanto que me obligo a mí misma a apagar el móvil por las noches para no tener la tentación de escribirle, como siempre.

Sé que se ha marchado de la ciudad porque me lo ha dicho Nicole. Sospecho que ha vuelto a verse con Erik y, sinceramente, la situación me preocupa. No recuerdo la última vez que me sentí completamente tranquila y relajada. León se ha ido y ni siquiera se ha despedido. No es que nos fuéramos a ver de todas formas aquí en Nueva York, así que la situación no cambia mucho, pero podría haberme llamado o mandado un mensaje. Saber que León está a un par de minutos en coche es como morder una manzana. Está ácida, arenosa, pero te calma el apetito. Ahora que sé que no está cerca, empiezo a plantearme que, muy posiblemente, no vayamos a volvernos a ver nunca. Nunca es toda una vida. Demasiado tiempo.

- ¿En qué piensas? - me pregunta Jay conforme entramos al edificio principal.

- Nada, tonterías mías - intento relajar el rostro.

- Suéltalo.

- Lo echo muchísimo de menos.

- De verdad que no te entiendo, nena. ¡Llámalo!

Jay no tiene ni idea de lo que pasa con León. Le dije que nos habíamos peleado, sin más. Me inventé una excusa tonta, algo de que creía que me estaba poniendo los cuernos. A Jay, claro está, no la convencía mi explicación. Insisitía en que me asegurase de que eso era cierto, en que no acusara a la gente sin más porque podía llegar a hacer mucho daño. Podría haberle dicho que León me lo había confesado, y entonces Jay habría zanjado el tema, pero no me parecía justo mentir en ese aspecto sobre él. Supongo que su reputación ya está lo suficientemente manchada como para añadir la infidelidad a su currículum.

- No puedo llamarlo, se ha ido.

- ¿Cómo que se ha ido? ¿A dónde?

- A California. Nicole dice que lo vio en una publicación de Erik de Instagram, pero creo que se están viendo otra vez.

- Tu hermana es imbécil. Ese tío está mal de la cabeza.

- Debería haberle dado una paliza a Erik, por chulo. Tendrías haber visto cómo se presentó en mi casa, casi como si Nicole fuera su mujer. Le gritó a mi padre, ¿qui'rn coño se cree que es?

"Un puto narco, eso es lo que es, y por eso piensa que puede hacer lo que le dé la gana".

- Bueno, al menos ahora Nicole se va a casa de Gloria, ¿no?

- Sí, ayer recogimos casi todo. Esta tarde viene Dylan a ayudarla a mudarse. Nicole está insoportable, porque encima de que no quiere mudarse, se le ha roto el móvil. No sabes cómo se ha puesto esta mañana.

León Donde viven las historias. Descúbrelo ahora