Two Moons [•Showki•]

1. Dos lunas

Alfa.

Ese es el tipo que le había tocado ser a pesar de haber nacido hijo de un par de betas. Era muy raro pero es lo que le tocó a Kihyun, su destino era dominar a los demás, que los demás acatasen sus órdenes, cuidar de una manada y encontrar a un omega para aparearse. Así obtendría la marca de la unión que todos los lobos anhelaban. Sin embargo, un alfa no podía ser un alfa sin una manada ¿Cierto? Sus padres habían sido desertores en su anterior manada y su nombre fue manchado para toda la vida. Pues resulta que sus progenitores huyeron luego de matar al hijo de su alfa. La vida de Kihyun era huir todo el tiempo con sus padres, hasta que alcanzó la edad de quince años y tuvo su primer temporada en celos, sus padres notaron su olor en ese momento. Notaron que su pequeño era un alfa. Ese mismo año, Kihyun aprendió a transformarse sin ninguna dificultad como si su lobo y su humano siempre estuvieran en equilibrio, cosa que es bastante extraña para su edad temprana. Sus padres lo entrenaron tanto como pudieron durante cinco años hasta que le dijeron la triste verdad. Ellos habían matado al hijo del alfa de su manada porque querían emparejarlo a la fuerza con su madre, aún sabiendo que ella ya llevaba el lazo de la unión grabado. Ahora Kihyun debería seguir su propio camino, formar su propia manada, ejercer su rango, pero sus padres no entraban en el plan. Ellos serían excluidos de cualquier grupo de lobos, tanto por su crimen como por su jerarquía en la escala de lobo.

A Kihyun jamás le costó tanto echarse a correr en cuatro patas hacia la montaña lejos de sus padres. Los aullidos de fondo de tristeza y deseándole buena suerte era algo que nunca quitaría de su cabeza conforme corría en dirección a la luna durante la noche. No sabía a donde iría, no sabía si podría manejarlo como sus padres confiaban, él no se sentía alfa, él no sentía que alguien lo seguiría, ni mucho menos se sentía tan fuerte como para retar a un líder y quedarse con su manada. Kihyun...era un alfa con baja autoestima y eso se debía a la carencia de un grupo con el cual criarse.

Se adentró en el bosque, estaba seguro que si se dormía o bajaba la guardia durante la noche nadie le atacaría con tan solo olerle. Nadie retaría a un alfa. Además, él era un lobo enorme que daba miedo a simple vista, a pesar de que en su apariencia humana era pequeño y delicado pero con una figura bastante atlética. Se paró frente a una gran roca y jugó un poco con la tierra entre sus garras, era momento de descansar luego de correr casi toda la noche. No había ningún olor amenazador o que lo mantuviera alerta, y si alguien aparecía su aroma lo haría despertar antes de ser atacado. Sin pensarlo más se recostó en el suelo dejando que el tranquilo sonido de la noche lo envolviera hasta caer en un sueño profundo.

🐺

El sol apenas se colaba detrás de las montañas cuando olió a un omega y a un alfa a unos metros de distancia de donde él se encontraba. Si se acercaban con las intenciones de atacarlo no estaba seguro de poder darle pelea a dos al mismo tiempo. Esperaba no tener que llegar a eso, pero no sabía si se había metido en territorio de alguna manada grande. Se levantó en sus cuatros patas y levantó su mirada en alto, esperando verse imponente e intimidante ante los que venían. Dejó salir un gruñido lo bastante fuerte como para que las sensibles orejas de los otros lo oyeran y notaran que se trataba de un alfa. Cuando los vio lo bastante cerca de él, tomó una postura defensiva y esperó.

El alfa era de su tamaño, sus ojos eran azules como el mar y su pelaje era colorado y blanco en sus patas, el omega era más pequeño pero no dejaba de ser grande, sus ojos eran casi blancos y su pelaje era gris, negro y blanco. Ambos tomaron una postura de defensa y soltaron gruñidos fuertes, el alfa se colocó delante del omega a modo protector y le mostró los colmillos. No olió peligro y se encargó de mostrarse solo defensivo para no alterarlos. Puso una pata detrás de otra y bajo la cabeza haciendo una especie de asentimiento para tranquilizarlos, como diciéndoles que no planeaba nada violento.