Capítulo 37

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Pasaron unas semanas desde que vio a Aneshka por última vez, ella le había dicho que deseaba recorrer un poco más de Runaterra antes de afiliarse a la Liga de Leyendas.

—Iré otra vez a Shurima, ahí hay un hombre que necesitaba un tratamiento mío que sólo podía ser completado con una raíz de un arbusto que sólo crece en los bosques de Noxus —había dicho ella, antes de abandonar la zona de la Academia de la Guerra—. Volveré, no te preocupes por mí.

"Cómo no preocuparme, si eres la última hemomante que queda en Runaterra también", pensó Vladimir.

—Estaré bien, sé cuidarme sola —dijo La sanadora sangrienta, dándole un beso en la mejilla, antes de partir. Era como si ella hubiese leído sus pensamientos más profundos—. Por cierto, te ves demasiado tierno con tu uniforme de la Academia.

—G-gracias... —se limitó a decir El segador carmesí, al borde de sonrojarse ante la presencia de ella, que se desvanecía con cada paso que daba.



Era otro día soleado, las aves cantaban melodiosamente (sin contar a Beatrice y a Valor, porque sus graznidos llegaban a ser inaguantables). Las flores de Zyra buscaban posibles víctimas para su diversión, Jinx y Ziggs ocasionaban caos en la zona residencial de los campeones de Zaun y Piltover. Yasuo tocaba su flauta, con la ilusión de que sería aceptado en la Orquesta sinfónica del Profesor Bardo.

Sí, otro día normal en Runaterra.

Vladimir caminaba rumbo a la Academia, como era usual para él. Estaba algo emocionado, porque en cualquier momento Aneshka volvería, y eso significaría su unión definitiva a la Liga de Leyendas: La futura campeona, mago/soporte, quien protegería a todos con los poderes de la Hemomancia.

Al pasar por la casa de Swain, lo encontró al lado del buzón, con una carta de sobre rojo y el periódico en manos. La mano que sostenía el papel parecía estar sufriendo Mal de Parkinson, porque temblaba demasiado.

—¿Qué sucede, Sr. Estratega? —preguntó El segador carmesí, al detenerse a su lado con la intención de charlar con él.

—... M-m-mira, esto me acaba de llegar... —Swain le entregó la carta, la cual tenía redactado lo siguiente:


Estimado Jericho Swain:

Nos hemos dado cuenta de que usted es un campeón no muy popular entre los invocadores, debido a la imagen que refleja, como también sus habilidades en el campo de batalla.

Entonces, se nos ha ocurrido, (luego de muchos años) que ya era hora de un cambio para usted.

Felicitaciones, Estratega maestro, ha sido escogido para ser el siguiente campeón de la Liga de Leyendas que tendrá un rework completo.

No debe angustiarse, sus amigos lo querrán igual. Los cambios no siempre son malos, forman parte de mejorarse a uno mismo...

Se le implora que deje su hogar temporalmente según la fecha que indique el reverso de la página.

Desde ya, agradeceremos su comprensión.

Atentamente:

La Liga de Leyendas


—Esto sí que es algo difícil de procesar al principio —comentó Vladimir, al devolverle la carta a Swain—. Felicidades, amigo, esto es una gran oportunidad para ti.

Swain lo miró, aun tiritando. Bajó a Beatrice de su hombro, para ponerla entre sus brazos, como si intentara protegerla.

—Vlad, seré franco contigo, no sé cómo reaccionar al respecto —dijo El estratega maestro al fin—. ¿Podrías dejarme solo? Al menos por un rato.

—Está bien —contestó Vladimir, y antes de volver a su camino, abrazó a Swain para tranquilizarlo. Tuvo cuidado de no aplastar a su cuervo, que mostraba indicios de miedo al igual que su amo. 

"Si alguien mentalmente fuerte como Swain reacciona de esa manera ante un rework, ¿cómo será cuando me toque a mí?", se preguntó El segador carmesí, la angustia de su mejor amigo también quedó incrustada en él.


Sangre por doquier [League of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora