— Oh, qué gusto tenerte por aquí — me siento en la silla frente al escritorio — ¿por qué no te quitas esa absurda careta?
— Me dijiste que no desvelase mi identidad, y así lo haré — más bien sus palabras fueron que no revelase mi horrible cara.
— Pero yo sé quién eres — se apoya en el escritorio, sonriendo como la psicópata que es.
— He dicho, que así lo haré — doy un golpe en la mesa y me levanto — he quedado con alguien, y no quiero que le hagas nada. Si quieres hacer algo, házmelo a mí. A ella déjala en paz.
— Alguien ha movido tu pequeño corazoncito...qué adorable estás así, enamorado. Hasta te has vestido de manera elegante — se pone de pie y se acerca a mí — pero, ¿Seulgi? ¿de verdad tenía que ser ella?
— ¿Pasa algo?
— Es la mejor jugadora femenina en estrategia, es una pena que se niegue a matar.
Gracias a que se negó a matarme la conocí. Ese día le dije que la esperaría todos los días a las ocho de la tarde en la zona roja, en la piedra al borde del precipicio. Pero nunca aparece. Hasta ayer, cuando me encontré una nota diciéndome que hoy ella vendría. Mentiría si dijera que no estoy feliz.
— No te quites la máscara delante de ella si no quieres que les joda la vida a los que quieres — la miro con desprecio, es lo único que merece — antes de ir, ¿puedo jugar un rato contigo?
🔫
Al llegar me la encuentro de espaldas, sentada en el suelo, su peluca rubia a un lado, dejándome ver su pelo natural, oscuro.
— Hola — me apoyo en ella y cuelgo mi cabeza delante de ella, asustándola — feliz cumpleaños.
— Ho-hola — me siento a su lado, rozando su hombro con el mío, y noto cómo se tensa ante el contacto — ¿cómo supiste que...?
— Gracias por venir — detengo sus palabras. No quiero que pregunte y que yo responda más de lo debido.
No aparto mi vista de la luna llena, hasta que siento un roce en mi brazo. Seulgi tira de la manga de mi chaqueta, para que me la quite, y eso hago.
Pone cara de horror cuando ve mis brazos sangrando, llenos de cortes y heridas. Se arrodilla a mi lado y me mira directamente a los ojos, está asustada.
— ¿Qué te pasó? — mira mi careta con detenimiento — ¿también tienes heridas en la cara? — vacila entre quitarme la máscara, pero al final baja sus manos y yo asiento con la cabeza — quién...
— Nadie — fue ella.
Cuando me dice que juguemos...me usa de saco de boxeo, usa sus armas conmigo, me clava cuchillos y alguna que otra vez prueba sus pistolas nuevas. Jugar para ella siempre ha sido matar y herir.
— ¿Cómo que nadie? — roza uno de los cortes en mi brazo y yo aprieto labios y ojos ante el escozor — tienes que limpiarte esto...
— Ven — tomo su mano y la arrastro hacia el bosque, caminando por un sitio que ella nunca ha visitado, según me ha dicho — ya llegamos.
— ¿Dónde llegamos exactamente...? — tiro de una rama de un árbol hacia bajo y automáticamente se abre un agujero en el suelo, que hace que los dos caigamos a mi casa — ¡¿qué ha sido eso?!
— La entrada a mi dulce morada — de dulce nada. Está húmedo y frío, oscuro y sucio. Es el interior de un árbol, tampoco se puede esperar mucho de un lugar así.
Ella lo inspecciona todo curiosa mientras yo me quito la chaqueta y la camiseta para mirarme al espejo y ver cicatrices junto con las nuevas heridas. En eso Seulgi se gira y me mira a través del espejo con expresión triste.
— Coge el botiquín, está en ese armario — señalo una pequeña caja con puertas encima de una mesa y ella asiente — ¿podrías hacerme las curas tu?
— ¿Yo? — me siento en la cama — está...está bien - se acerca para coger una silla, pero yo la empujo con un pie y tiro de Seulgi hasta que queda sentada encima de mí — ¿qué haces? — se intenta levantar, pero yo la sujeto.
— Supongo que me gusta tenerte cerca.
No es la primera vez que la veo. Ni la primera vez que hablo con ella. Tal vez ella no lo recuerde, pero yo lo hago como si hubiese sido ayer cuando nos conocimos en el instituto y éramos dos personas normales que se sonreían el uno al otro.
— Te voy a curar esto y luego me llevas a casa... — no hago ni digo nada al respecto, pero ella empieza a pasar un algodón húmedo por encima de los cortes, por lo que aprieto la mandíbula de dolor — ¿cuál es tu nombre?
— No puedo decirlo — ella detiene su brazo y me mira a los ojos — llámame como quieras.
— No soy buena poniendo nombres — cambia de algodón — ¿y algo que te llamasen antes de entrar aquí, un apodo o algo?
— Eso sería mostrar mi identidad real, que es peor que decirte mi ID — sujeta los bordes de mi careta y me mira, yo pongo mis manos sobre las suyas — no lo hagas.
— Tienes heridas — pasa su pulgar por debajo del cartón, rozando la piel de mi cara — por favor.
— No puedo — se aleja de mí y yo me pongo en pie, para acercarme a ella — aunque... — se choca con la pared y se sienta una silla que queda pegada a ésta — ¿puedo hacer algo sin que salgas corriendo?
Nota
Uhú qué habrá hecho nuestro enmascarado.
En el siguiente capítulo, al principio, pondrá "choose" y os voy a decir que va a significar: Cuando en algún capítulo ponga eso, significará que al final de dicho capítulo habrá una elección. Algo así como "Patatas o uvas" (?) y vosotros tendréis que elegir. Depende de lo que elijáis el transcurso de la historia cambiará.
¿Se entendió? No, ¿verdad? Pues nada.
Bais~
My blood, sweat and tears
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𝒃𝒂𝒅 » 𝒃𝒕𝒔 | 𝒓𝒗 | 𝒃𝒑
Fanfiction« ¿Quién es ese chico? » - ¿Por qué empezaste todo esto? - Porque odio a la humanidad, y os odio a vosotros. --------------------------------------------- >Historia 100% hecha a base de mucha imaginación. >No se admiten copias ni adaptaciones. >P...