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Astrid POV'S
Jackson seguía dando la clase como cualquier maestro pero no como cualquiera, un maestro de cuarenta años no recibe piropos ni suspiros de chicas de mi edad, pero éste atraída más de lo debido ya que es mucho más joven y vaya que inteligente, una caja de sorpresas es este tipo. Admito que me estaba irritando escuchar suspiros de cualquier chica. Te odio Jackson.

-Y bueno jóvenes...-Vio su muñeca izquierda mientras fruncia el entre cejo levemente para luego sonreír.- Falta menos de 15 minutos para qué la clase termine y ya terminamos el primer tema... Así qué, les dejaré tarea.

Un fuerte bostezo invadió mi cuerpo dejándome casi sin aliento mientras fijaba la vista en un lugar alejado...

La vista fue a parar de mi libreta hacía su escritorio, una luz qué se encendía y apagaba daba por echo de qué su celular estaba sonando, al parecer él también se percató de eso y dejo el plumón y se dirigió hacía el, lo tomó y luego se giró para dar frente a los alumnos.

-Ya se pueden retirar, no hagan eso qué acaban de apuntar, no está terminado.- Dijo y dando un suspiro, se dejó azotar en su silla mientras su mano descansaba en la orilla y su sien parecía estar tensa.

Todos salían apresuradamente puesto qué los 5 minutos de tolerancia para ir de una clase a otra se suelen ir rápido, yo aún me encontraba hablando con otra chica de mi grupo, muy guapa por cierto.

Se retiró dejándome sola junto con mi sexy ex, sentía su mirada taladrar mi espalda, incómoda me moví rápidamente haciendo qué me pegara con la punta de una silla próxima a la mía, no me di cuenta cuando fue qué sucedió pero me encontraba entre sus brazos.

-Michael, ésto no está bien, sueltame.-

-Mírame Astrid, por favor, sólo hazlo.-Alcé la vista encontrándome con un Michael con ojos rojizos, mi corazón se ablando un poco.

-¿Qué sucede?- Dije esperando a qué me soltara, pero no lo hizo. Mi corazón dio un vuelco cuando empezó a llorar y más cuando me atrajo hacía si mismo.

-Te extrañe mucho.-

Era sábado por la tarde, trabajaba en la casa de una importante amiga de mi madre, una imponente mujer de 43 años qué imponía una fuerte carrera de doctora en Dignity Health Hospital Medical Center, en Los Ángeles, California. Mamá le había comentado qué cuando fuese a la Universidad y me mudase, necesitaría un trabajo qué fuese bueno para qué pudiera sostenerme, mamá habló con ella y le contó cosas maravillosas sobre mí, en parte no hay manera de agradecerle ese mega favor qué hizo y también esa gran oportunidad de conocer a una persona como a esa señora, la cuál considero como mi segunda madre. Vive en una parte alejada de la ciudad pero eso no impide qué pueda ir a su dulce hogar, ella suele recibirme con los brazos abiertos, me ayuda cuando sabe qué estoy sola con mis responsabilidades y reprende a mamá cuando puede lo cuál es muy gracioso de admirar, mi madre confía plenamente en ella, ¿y quién no lo haría? Digo, es su mejor amiga y amiga de mi padre, papá también me convenció de tomar ese trabajo temporal.

Su nombre Sarah Lordanou, doctora desde hace 15 años, proveniente de padres griegos con descendencia americana, mujer de un metro con setenta y ocho, cabello rojo cobrizo, ojos profundamente azules con un toque de celeste en ellos, piel acaramelada y una suave voz qué podría ser la más hermosa posiblemente, inteligentemente interesante.

-Astrid, querida, ¿te encuentras bien?-Sus cuencas azules hacían qué cada vez qué la miraba a los ojos, me perdiera en ellos, como sueles hacerlo en el océano.

-Claro qué sí, Sarah.- Una suave risa brotó de sus finos labios pintados de un tono rojo carmesí y un abrazo me tomó por sorpresa.

-Bueno cariño, ya sabes, si te pasa o necesitas algo, el teléfono se encuentra en el mismo lugar de siempre.-Besó la coronilla de mi cabeza.-Cuidate mucho cariño, Andrés no tarda en llegar...

Una mueca de fastidio atravesó sus labios mientras qué con furor alisaba su corto vestido amoldado a su esbelta figura.

-... No tarda en llegar junto con los pequeños, ¿no te molestaría si los puedes cuidar?

Me levante lo más rápido posible mientras me dirigía para tomarla de sus brazos.

-No, no, no. ¿Cómo puedes pensar eso de mí, Sarah?, ¡Claro qué no me molestaría! Disfruta tu noche, me quedaré el tiempo qué sea necesario.-Le regalé una sonrisa.

-Muchas gracias cariño.- Beso mi frente susurrando pequeñas palabras dulces.

Salió dejándome sola y aburrida.

Fui a la cocina para encontrarme con su fiel cocinera qué siempre me había considerado su niña, al verme se levantó y me abrazó tan fuertemente qué sonreí melancólicamente.

-¿Necesitas algo, mi niña?- Asentí.

-¿Tienes ese rico pastel de chocolate qué siempre preparas?-Sonreí y juré qué tenía ese brillo especial en mis ojos.

-Claro qué sí, ven y siéntate.-Me adentre y me dispuse a comer ese rico postre junto con una de mis personas favoritas.

Así pasó la noche y hasta qué llegó Andrés junto con los niños.

FEEL LIKE MAKIN' LOVE 	|MJ fanfic| |Hot| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora