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Mi mano tocó algo, no supe qué era exactamente, hasta qué abrí los ojos y me di cuenta qué mi mano estaba sobre la mesa de noche, tratando de apagar la alarma de mi celular.

Giré sobre la cama y me senté. Me dolía mucho la cabeza, la boca me sabía raro, como si hubiese vomitado o tomado demasiado.

Me quedé un tiempo sentado en la cama, con las manos sobre la cabeza, tratando de recobrar la postura para levantarme y darme una buena ducha fría.

El celular seguía sonando, hasta qué por fin estuve un poco mejor, me levanté y lo apagué. No estaba de humor.

¿Y Astrid?. No había rastro de ella por ningún lugar de esa habitación, salí y luego caí en cuenta de qué esa no era mi casa, me encontraba en un hotel, solo.

¿Qué rayos?

Tenía muchas cosas en mente, me dolía la cabeza, no soportaba los rayos del sol. Tomé mi ropa qué estaba en una silla y me adentré al baño, necesitaba esa ducha urgente.

Lo peor qué me pudo haber pasado a esa hora, fue qué me diera una repentina erección, sí, estaba pensando en la última vez qué tuve sexo con Astrid, fue bastante bueno, me relajó demasiado. No podía hacer nada más qué masturbarme, así qué tarde un poco, hasta qué llegué.

El ascensor abrió sus puertas, al primer pasó qué dí, supe qué iba a ser un día largo.

El olor a café se desprendía de cualquier lugar. Todos estaban trabajando, saludé a un par de secretarías y me fui a mi oficina.

Había un recado a un lado de la computadora.

"Lo siento amor, hoy no iré a dormir, estoy arreglando unos asuntos... No te preocupes por mí, pronto te veré.
Besos, Astrid."

¿Arreglar unos asuntos?, pero si ella no trabajaba.

Me quedé pensando en eso durante un largo rato mientras hacía el trabajado qué me dejaban en el escritorio.

Gire sobre esa silla cómoda y fije mis ojos en la vista qué daba a la ciudad. Era muy linda, el cielo estaba completamente despejado, aunque lo único qué detestaba de ese día, era qué hacía tremendo calor.

-Hola Mike... Perdona por no tocar.- Dijo una voz dulce y tierna en la puerta. Volví a girar y le eché un vistazo rápido. Alcé una ceja en modo de interrogación.

-¿Se te ofrece algo, Katherine?.- Asintió nerviosa. Nunca entendí del porqué siempre se pone nerviosa cuando está cerca de mí, le atraigo, eso es muy evidentemente. Aunque la chica fuese nueve años menor qué yo, era bastante atractiva, buen cuerpo, lindo cabello, hermosos ojos y exquisitos labios.

Soy hombre y a pesar de qué me encuentre casado, no voy a dejar de ser mujeriego.

-Sí, bueno, es qué, quería ver si me podrías ayudar en algo...-guardó silencio y volteó a todos lados.- Claro, si puedes

-Seguro, linda.- Me levanté y me puse en frente suyo, cruzado de brazos, mirándola.

-No sé si puedas darme cuatro días libres... Necesito.... Las necesito, me urgen... - Dirigió sus ojos hacia mí.

-¿A qué se debe eso?.- No me gustaba dar muchos días libres a mis secretarias, eran de suma importancia en la empresa, las necesitaba activas la mayor parte del día.

-Es qué... Mi padre va a salir de viaje y cómo sabrás, tiene cáncer en etapa final y quería pasar los últimos días con él... - Me miró de nuevo-... Sabes qué siempre he sido cumplida, nunca llego tarde, siempre entrego los trabajos a tiempo, siempre estoy cuando tú me necesitas Mike, por favor.

Tenía razón, era una empleada muy cumplida.

Me quedé un rato hablando con ella y después salí de la oficina y me dirigí a casa.
El camino fue estresante, había un tráfico tremendo, qué salí de ahí en una hora.

Pasaron unas tres horas y mi querida esposa (nótese el sarcasmo) no llegaba. Tomé una larga pero larga ducha y decidí ir al bar más cercano, como había mencionado antes, ya no recurría muy seguido a esos lugares clandestinos, trataba de sentar cabeza pero me era muy difícil.

FEEL LIKE MAKIN' LOVE 	|MJ fanfic| |Hot| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora