Capítulo 12

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La miré por última vez, mire su mano derecha el anillo seguía ahí, miré mi mano derecha, el anillo no seguía ahí, lo saque de mi bolsillo y me lo coloque, sonreí al ver su anillo y el mío, recordando el día en que nos casamos, un año sin poder entablar una conversación. Un año admirando a la mujer más bella del planeta posar para la camara de la revista de su madre.

Salí de la habitación de ella, a fuera estaban sus padres y sus hermanos. Rápidamente  Agustín me tomó del cuello de la camisa mirándome con furia.

—¡¿Qué carajos le hiciste a mi hermanita?!.— exclamó molesto, fruncí el ceño y aparte sus manos de mi camisa.

—Yo...ella está bien por ahora, tiene comienzos de anorexia por no alimentarse bien. No tiene el peso correcto a su estatura.— dije.

—Es mi culpa, yo la sometí a dietas muy extremas.— dijo su madre, la miré matandola con la mirada ella era la causante de que ella estuviera aquí, y también por mi culpa.

—¿Cuanto mide? ¿Cuanto pesa?. — dijo su padre con una desesperación.

—Mide 1'65 papá.— rodó los ojos la pequeña Mia, ella es otra hija pequeña de los Roberts.

—Y pesa cómo una niña de 16 años.— dije.—Debe de aumentar algunos kilos.

(...)

Al día siguiente.

Desperté, me dolía todo, mi cabeza esta depositada en las piernas de ____ y sus manos acariciando mi cabeza...espera...¡despertó!.
Levante mi vista con una esperanza muy grande, ella me miraba con una sonrisa tierna, mis ojos se iluminaron al verla sonreir. Sentí una enorme emoción al verla, no aguante y me lance a besarla. Nuestros labios se acoplaban muy bien como dos piezas de rompecabezas, sus labios suaves pegados a los míos haciendo un desdén muy hermoso. Tomé sus mejillas con mis manos profundizando el beso.

De pronto un sonido agudo se escuchó, me aparte rápidamente, corrí afuera y traje a los doctores ellos me sacaron de la habitación mientras yo lloraba como niño pequeño esperando por su mamá. Él padre de ella me abrazo era el único que estaba ahí, los demás se fueron a descansar.

—Debería ir a descansar, yo me quedaré con mi esposa.— dije secando mis lagrimas.

—Me avisas, estaré abajo en la cafetería.— asentí, él  golpeo mi hombro y se fue, me senté, pase mis manos por mi cabello mientras lagrimas salían.

Mi celular empezó a sonar con el nombre de Maddie.

—¿Qué es lo que quieres? ¡No quiero volver a saber nada sobre ti! ¡Vete a la mierda!.— exclamé molesto y tiré el celular estrellándose contra la pared.

Me puse de pie y entré al baño me lave la cara y salí vi al doctor salir buscándome con la mirada, corrí hasta él y me miró con una sonrisa.

—¿Cómo esta mi esposa?.— pregunté.

—Ella sufrió un paro cardíaco, ella esta bien, muy bien.— dijo, solté una leve carcajada con una sonrisa y unas pocas lagrimas salieron.

—Puedo pasar a verla?.— pregunté con una sonrisa y emoción.

—Sí, está dormida.

Asentí y entre a la habitación de ella, la miré dormida tranquilamente me acerque a ella y tomé asiento en la silla al lado de su cama, tome su mano y la bese.

—Estas bien mi amor.— reí bajo.—Te prometo que saldrás bien para estar conmigo hasta viejitos y tener diez bebés, no, eso sería la guardería completa.— reí mirándola, bese su mano. —. Te amo.  

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Matrimonio a la Fuerza |Christopher Vélez y tú| ✔ [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora