16 Sol Viento

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Los chicos siguieron corriendo desesperadamente como si las bestias del primer Sol aún los pudieran amenazar. Ale sostenía con fuerzas a Luna mientras sentía como el calor del desierto se iba disipando cada vez más, de poco a poco, a un frío constante. Luna lo abrazada llorando de cansancio, mientras la guerrera jaguar deliraba de agotamiento, hablaba en náhuatl y Ale le respondida en el mismo idioma.

Ale la abrazaba y respondía a cada uno de sus lamentos, mientras Luna se quejaba bramando. —Perdóname por ponerte en todos estos peligros, Xiuhcitalli, perdóname.

Xiuhcitlalli era el nombre nahual de Ale.

Tlalmexi—empezó a responderle a Luna, abrazándola (Tlalmexi era el nombre nahual de Luna) —, estaremos bien. No te disculpes. Necesitamos hacer esto. Necesitamos completar esta misión. Es nuestro deber como guerreros.

¿Y qué hay de Yolotetl y Miqtonall?—Luna veía asustada a Daniel y a Xóchitl.

Ale respiró y cerró los ojos, empezó a percibir el calor y el fío de sus amigos, de sus almas, de sus mentes y de sus sombras. Sintió de inmediato el calor de su propia alma, Xiuhcitlalli, el nahual de Ale era un águila blanca; el frío abrumador de Luna, Tlalmexi, el jaguar amarillo como el maíz. Sentir el alma de Daniel y Xóchitl fue más complicado. Xóchitl fue más sencillo, la chica estaba teniendo un despertar emocional abrumador, ella tenía una tormenta de climas en su sombra y su alma, Miqtonall, Xóchitl era un murciélago rojo. Daniel era una serie de incendios constantes, Yolotetl, él era un colibrí de fuego azul.

Ellos decidieron acompañarnos, Tlalmexi. Nadie los obliga a quedarse con nosotros. Quieren luchar. Quieren salvar el quinto Sol.

Acabaron a la puerta de la siguiente etapa de la biblioteca lo que Ale supuso sería el sol viento. Al menos eso sería lo lógico. Pero antes de entrar obligó a Luna a quedarse a descansar. La chica siguió hablándole en náhuatl hasta que se quedó dormida.

Ale guardó silencio y se dio cuenta de que sus amigos estaban callados también.

Lo que era sumamente extraño viniendo de ese par.

Daniel de repente veía con terror a Luna, Ale no lo culpaba. De por sí era bastante espantoso ver a un jaguar de ese tipo, sumándole que se encontraba dirigiendo un ejército de jaguares hechos de cenizas, sombras y sangre, lo era aún más con el pasado que Daniel había tenido con nahuales. Xóchitl a pesar de no tener ninguna experiencia mala con ningún nahual, también veía con terror a la guerrera.

—Luna Tlalmexi—dijo Ale viendo a sus amigos—, su nombre es Luna Tlalmexi.

— ¿Tlalmexi? —Preguntó Daniel.

—El Jaguar de la destrucción—respondió Xóchitl sin pensarlo.

Ale asintió y vio a Luna preocupado.

—Los cuauhteca son los que defienden al Sol, a Tonatiuh, todos los días en guerras diarias para defenderlo. Pero lo hacen solamente una vez muertos, y ya saben lo que pasa cuando un cuauhteca no cumple sus cuatro años de penitencia.

Los dos asistieron riéndose con amargura.

—Pero la luna también es defendida todas las noches al igual que el Sol. Los que defienden a la luna se llaman los Oceloltecas. La mayoría de los Oceloltecas provienen de herencia, de linajes completos de familias. Luna viene de la más antigua. Es por eso que se puede transformar en una jaguar. Es muy extraño que cualquiera puede siquiera ver su espíritu nanual, ver animales como los jaguares es aún más extraño. Pero que alguien se pueda transformar en su espíritu animal, eso ya es casi imposible de ver. En su mayoría sólo los sacerdotes con vidas enteras de entrenamiento son capaces de hacerlo. Que un guerrero pueda hacerlo... Es algo que sencillamente no es visto en muchas vidas.

Los Guerreros del Quinto Sol I: La Máscara de QuetzalcóatlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora