Todo iba según el plan establecido, era como debía ser, sin ningún cabo suelto ni cambio de última hora o el responsable sufriría las consecuencias. Era la mejor en esto, quizás por eso me eligieron a mi, por eso mi nombre es tan conocido entre ellos. Nunca me habían cogido, siempre era más astuta que la policía y todo se basaba en un juego,un juego peligroso donde en el tablero del ajedrez yo era la reina negra, calculadora y poderosa, capaz de burlar a la mismísima muerte.El olor a químicos en la clandestinidad, personas entrenadas para preparar la mercancía minuciosamente en ropa interior para que no pudieran llevarse nada,pobres si lo hacían. El cargamento de la noche había llegado a su destino como siempre,burlando a la policía, otro éxito para mi historia. Observaba uno a uno a los trabajadores como preparaban todo concentrados como una maquinaria bien engrasada. Los guardias vigilaban el almacén como estatuas, aunque no habían tenido mucho movimiento siendo la zona segura estando bajo tierra, ante las narices de las autoridades.
¿Que quién soy yo? Pocos saben mi nombre verdadero,Daniela Blume.Me han llamado muchas cosas durante toda mi vida, pero sin duda, la que se ha quedado como sello ha sido La Emperatriz. Nombre que comenzaron a ponerme en mis primeros negocios cuando comencé con tan solo once años. ¿Por qué ese nombre? Posiblemente por tener el poder de convicción,de atraer a las personas a mi como una araña a su tela, por haber nacido para ser líder...quien sabe. Algunos piensan que fue debido a la muerte de mi madre, me hice rebelde y quería salir de esa pobreza que me invadía y ayudar a mi abuela a tener una vida mejor. Pero yo prefiero pensar que en la vida hay acontecimientos que te marcan y te hacen evolucionar, escogiendo un camino u otro. El mío fue tener la capacidad para atraer a personas, para ser sigilosa y tener una mente brillante. Quizás por eso me eligieron. Comencé con pequeños hurtos en las Ramblas de Barcelona, mi ciudad natal. Era una niña de once años perdida que quería ayudar a su abuela a seguir adelante después de que mi madre muriera. Uri y yo, éramos carterista profesionales, conseguíamos mucho dinero en cuestión de horas, nuestra primera detención fue con doce años. Aún lo recuerdo como si fuera ayer.
- ¿pero que te crees que estas haciendo niña? ¡Devuélveme la cartera!- lo miraba desafiante mientras agarraba mi brazo sin poder escapar-
-¡déjame carapolla! Yo no tengo nada
¿Ah no?-comenzó a rebuscar entre mis ropas sin ningún pudor a lo que intentaba soltarme de él-
¡No puede hacer esto!¡suélteme!-la gente miraba expectante mientras el hombre conseguía su propósito-
¡Con que no tenías nada ladrona!-dijo balanceando la cartera en el aire- ¡ahora mismo viene la policía y se acaba el robar a las personas honradas basura!
**
Aquella fue mi primera detención, terminaron metiéndome a mi y a Uri en un reformatorio del cual escapamos, no sé ni cuantas veces. Comenzamos a atracar tiendas del barrio, pequeñas donde la vigilancia era escasa, ya lo hacíamos incluso por diversión. En el barrio nos conocían todos y pocos te daban la oportunidad a pequeños maleantes para formar parte de su plantilla, por lo que terminamos trabajando para un camello que nos proporcionaba un poco de maría para vender. Su nombre era Andrés. Era un chico atractivo, no tanto como Uri pero lo suficiente como para cometer la locura de liarme con él. Era alto, mucho más joven que yo, de compleción atleta, moreno con ojos oscuros, el típico chico malo que tanto me gustaba y yo,una chica rebelde,indomable...una unión letal.Con la venta de maría comenzamos a ganar bastante dinero, hicimos clientes fijos y como no, eso hizo desear más y más. Terminamos por vender sustancias más fuerte, cocaina, anfetamina...hasta el punto que tuvieron tanta confianza en nosotros para no necesitar de Andrés. Él siguió siendo un camello de poca monta en Barcelona y yo...mi propia jefa.Ahora teníamos personas que vendían para mi y Uri era siempre además de mi amigo,como un hermano y socio. Comenzamos a tener una vida llena de lujos, el negocio fue creciendo,llegando a trabajar para un gran traficante que nos facilitaba la droga sin más intermediarios,pero este mundo era muy peligroso por lo que nos fuimos de Barcelona para mantener a salvo a nuestras familias.
Por una parte era un alivio salir de esa ciudad que me ahogaba y me traía muchos malos recuerdos, pero no podía evitar sentir tristeza cuando pensaba que había dejado a mi familia atrás, sobre todo a mi abuela, la cuál se negó a aceptar mi dinero cuando supo de donde venía,sintiéndome como la peor persona del mundo.
Los años me endurecieron y aprendí a dejar los sentimientos atrás, era importante para pertenecer a este mundo cuando tenías que tomar algunas situaciones drásticas. Tenía que ser un león y no una oveja y así fue. Todo se hacia bajo mis ordenes y cualquiera que intentara traicionarme, tendría un mal final. Era la supervivencia del más fuerte y yo no había nacido para ser presa de nadie.**
Había dejado Barcelona atrás con 28 años y ahora me había instalado desde hace años en Nápoles,Italia. Llevaba prácticamente todo el negocio de la región y nunca habían conseguido pillarme. La policía intentaba relacionar alguna pista que pudiera meterme entre rejas durante muchos años pero nunca lo conseguían, quizás también en parte se debía a tener algunos policías y jueces comprados, siempre iba un paso por delante de ellos.
Es lo que tenía el poder,el dinero podía corromper hasta al ser más puro,todo se podía comprar,hasta la compañía. Por eso esta noche vendría a la fiesta de mi mansión que organizaba todos los fines de semana para tener contentos a mis trabajadores y socios, diferentes mujeres atractivas que se dejarían hacer todo lo que quisieran, incluso solo escuchar las penas de algunos por unos míseros billetes. Siempre se les daba el mejor trato, no permitía nada de abusos ni algo que fuera en contra de su voluntad, podía ser despiadada pero solo con la gente que intentaban atacar lo que es mío o poner en peligro a mis seres queridos.Ser una de las más importantes narcotraficantes es lo que tenía, ser temida entre muchos era un requisito indispensable para este negocio. Cualquiera que pensara que era débil,procuraba que le quedara claro su error. No subestimes nunca al enemigo, ese es mi lema.
Me puse un traje corto,negro muy ceñido que marcaban todas mis curvas, dejando que las transparencias dejaran entre ver el tatuaje de mi estomago y mis pechos. Solté mi melena rubia desenfrenada que cayera sutilmente por mis hombros y comencé a maquillarme, profundizando mis ojos con una sombra oscura y un labial rojo llamativo, me gustaba dar la impresión de chica deseada y que todos me miraran con adoración. Esa noche tenía ganas de pasármelo bien, no pensar en nada y dejarme llevar por la lujuria del momento y quizás quitarme el calentón que llevaba días teniendo sin haberme acostado con nadie. Era momento de dejar los negocios a un lado y disfrutar de la fiesta.
Me coloqué unos tacones rojos de infarto y salí hacia el gran balcón de mi habitación,sin duda, siempre la reina de la fiesta. Me apoyé en el muro mientras miraba el panorama de la piscina. Encendí un cigarro mientras todos desde abajo se giraban hacia mi sintiéndome poderosa.
Eres como una diosa para todos-sentí decir a mis espaldas-
Quizás porque lo soy,las personas solo necesitan un motivo de fuerza para adorar algo, un símbolo-dije volviendo a dar una calada a mi cigarro-
Y sin duda, esa eres tú Daniela, ¿quién nos iba a decir esto hace años en Barcelona?
Uri, Barcelona es historia,nosotros aspirábamos a algo más y lo hemos conseguido.
Si, parece que tenemos todo lo que deseábamos hace años,¿pero a que precio?-su pregunta me hizo girarme hacia él confusa-
Todo tiene un precio Urito, nada en la vida es regalado y lo sabes.
Si, lo sé. -tomó un sorbo de su copa- quizás es el martini que me pone melancólico, venga Emperatriz, no hagas esperar a tus súbditos.
Vete bajando tú,en seguida te sigo-asintió y se fue mientras yo volvía a asomarme al balcón-
Podía observar como se divertían, creyendo ser dueños de sus vidas pero realmente no lo eran, era solo piezas del ajedrez las cuales yo manejaba a mi antojo. Pero nadie se quejaba, se podía decir que en cierto modo eran felices. Ellos me brindaban su trabajo y yo les recompensaba con una buena suma de dinero y estabilidad para sus familias. Todos los que me eran fieles siempre recibían una recompensa.
Era un negocio peligro, el mínimo fallo podía tirar todo por la borda, incluso mi cabeza y no había llegado hasta aquí para que eso ocurriera. Volví a darle una calada a mi cigarro mientras miraba detenidamente a Uri que se había unido a la fiesta. Era lo más cercano a una familia que me quedaba, mi mano derecha, solo confiaba en él. Eramos como hermanos,siempre juntos.
Era alto de pelo oscuro y una bonita sonrisa,siempre había pensado que estaba hecho para otra vida,una vida fuera de peligros,o quizás era mi propio miedo el que hablaba por mi,ya que no quería ni pensar que algún día pudiera pasarle algo, era mi única debilidad hasta ahora,aunque intentaba no demostrarlo.Lancé la colilla por el balcón y giré en mis tacones para dirigirme dentro de la habitación, preparé bien esos polvos mágicos que tan rica me habían hecho y los introduje por mi nariz sintiendo una sensación de euforia y adrenalina,pronto llegarían las chicas así que era hora de bajar a la fiesta y dejarme llevar.
Quien sabe como acabaría la noche, pero sin duda, no acabaría sola en mi cama aunque solo fuera para unas horas de diversión, seguro que la invitada o el invitado quedarían más que complacidos.
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PROHIBIDA
RomanceSus manos acariciaban mi piel haciéndome temblar. Quería que me torturara, que hiciera con mi cuerpo todo lo que quisiera y quitara este deseo que había creado en mi desde el primer momento en que la vi. Movía sus caderas contra mi haciéndome gemir...