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EMMA
Sabía que nos iban a coger, lo estaba viendo, cómo al adentrarse en el bosque se dispersaban para encontrarnos intentando seguir nuestro rastro, a cada segundo estaban más cerca y yo no podía dejar de temblar, cuando entraron en nuestro campo de visión Tom me abrazó para calmarme, pero no lo consiguió, en el momento en que uno de ellos dirigió la mirada hacia nosotros todo empezó a arder, y lo que había a nuestro alrededor se difuminó, el estómago me dio un vuelco, me sentí completamente mareada, noté como si todo se desvaneciera, y un instante después estábamos parados a la entrada de un pueblo
—¿Qué ha sido eso? —le pregunté aterrorizada a Tom
—Eso, creo que has sido tú, no se cómo pero nos has transportado y gracias al fuego les costará seguirnos el rastro.
—¿Pero esa magia es normal?
—Sí, con entrenamiento, supongo que el miedo te ha hecho reaccionar, pero aún así creo que eres mas poderosa de lo que podíamos imaginar, además tienes el don de la visión.
—¿Qué?
—Has visto lo que iba a pasar, no todos los magos pueden —me dijo emocionado —es un poder muy especial y exclusivo, con el entrenamiento adecuado puede ser muy útil.
—Menuda ironía.
—¿Por?
—Yo siempre he pensado que el destino no está escrito, sino que se crea con las elecciones que tomamos.
—Así es, lo que tú vas a ver son las elecciones una vez se han tomado, y aún así pueden cambiar, como hoy.
—Me parece que este don me va a dar mucho dolor de cabeza —le respondí riendo.

Hijos de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora