Hijos de la magia

17

EMMA
—¿Porque lloras? —me preguntó Jace al encontrarme fuera de la casa
—Le he contado a Tom que entré en su cabeza.
—Seguro que se le pasa, pero ahora tengo algo para animarte —le seguí hasta un bungalow una calle más atrás, al acercarnos a la puerta se paró frente a mí, me miró a los ojos y se puso serio.
—Espero que no te enfades, pero he estado averiguando cosas sobre tu familia, y he encontrado a tus padres —al ver que no respondía añadió —viven en esta casa, están dentro esperando a conocerte —añadió animándome a entrar.
Por fin reaccioné, le di un abrazo y me abalancé hacia la puerta, dentro de la casa encontré a mis padres sentados en el sofá, estaban cogidos de la mano, pero me miraban temerosos, yo me quedé parada sin saber que hacer, por suerte Jace se puso a mí lado.
—Ella es Emma, su hija.
—Yo...hola papá, mamá, me acerqué a ellos y me abrazaron, llevaba 18 años esperando que no hubieran muerto en aquel accidente, poder verlos una vez más, escuchar sus voces, pero ahora que estaba aquí entre sus brazos, no comprendía porque no habían estado antes, porque no se habían quedado a mi lado, me dejaron con mi abuela cuando solo era un bebé, eligieron otra cosa antes que a mí, su hija.
Cuando quise darme cuenta había salido de la casa y estaba corriendo, y llorando, no sabía qué dirección había tomado, donde estaba ni como volver. Sin querer me había adentrado en el bosque y ya era de noche, cuando paré de llorar y golpear a los árboles noté que alguien se acercaba a mí, me preparé para atacar o defenderme.
—Emma, soy Alex, tranquila! —Gritó una voz de mujer —cuando saliste corriendo de la casa nos asustamos y empezamos a buscarte —me aclaró poniéndose a mi lado
—Lo siento, no debería haberme puesto así —le dije a la muchacha —pero no se que me pasó, cuando los vi allí sentados en perfecto estado mientras yo llevaba 18 años llorando su muerte
—Tranquila, lo entiendo, todos hemos pasado por mucho, hemos ganado cosas pero sobre todo hemos perdido demasiado.
—Gracias Alex —le dije dándole un abrazo —ojalá podamos conocernos mejor.
—Si pero ahora vamos que van a hacer una reunión para explicarnos todo a los recién llegados.
Las dos juntas nos dirigimos con el resto del grupo.