Hijos de la magia

22

EMMA
Aunque nos superaban en número nosotros teníamos una gran ventaja, y era que estábamos muy motivados, todos esos años con miedo, escondidos y separados de nuestras familias nos llevó a pelear con todo lo que teníamos. Y tras un rato la mayoría en pie eran aliados. Fue entonces cuando me giré y busqué a mis amigos, por suerte todos estaban vivos, nos fuimos juntando con los líderes del grupo.
—Creí que haríamos prisioneros, no mataríamos —le dije a mi padre.
—Y lo estamos intentando, pero hay muchos que prefieren morir —me respondió con urgencia —Ya no somos necesarios aquí, tenemos que buscar a los ancianos.
Nos trasladamos al punto más cercano permitido con magia a su cuartel general, por suerte todos habían ido a la batalla y eran pocos quienes se habían quedado para defender el territorio.
—Recordad, no hay que asesinar, los dormiremos y bloquearemos su magia hasta que nos podamos hacer cargo —dijo Jace.
Cuando llegamos a la sala de los ancianos ya nos estaban esperando. Eran 5 y aunque eran muy mayores desprendían un gran poder.
—Esto se ha acabado, rendios o tendremos que mataros —amenazó mi padre.
Ya me había dado cuenta antes, pero en ese momento fue tan obvio que no sabía qué hacer, me puse a temblar, sabía lo que era correcto, que debía ser lo siguiente, pero no podía. Jace se puso a mi lado y me cogió la mano, ya lo habíamos hablado y sabía lo que estaba pensando.
Me puse al frente con Tom, Jace y Alex detrás de mí para apoyarme.
—Creo que no será necesario llegar a ese extremo —me giré hacia los ancianos —soy Emma y creo que nos han estado buscando
—Si, y ahora que por fin estáis aquí, creo que podemos hablar sin necesidad de amenazas —dijo uno de ellos, era sin duda el más mayor de todos, no tenía mucho pelo, su nariz era aguileña con una cara muy afilada y unos ojos muy oscuros que helarian la sangre del más fiero.
—La conversación será muy corta, rendíos —volvió a hablar mi padre poniéndose delante en posición de batalla.
Y realmente fue el final del diálogo, uno de ellos lanzó un rayo hacia nosotros, mi grupo salió de sala para ver qué podíamos hacer.
—Hay que parar esto —dije con urgencia.
—No lo quería creer, pero tenías razón, nuestros padres son igual que ellos, creo que se han aprovechado de los elegidos para conseguir poder —añadió Tom
No podía pensar más, tenía que actuar. Entré en la sala seguida de mis amigos, solo quedaban en pie el padre de Tom, el mío y el anciano de la cara afilada, Jace aprovechó la distracción de nuestra entrada para dormir al anciano
—No podemos tolerar lo que estáis haciendo, papa lo que quieres hacer es tan dictatorial como lo que hacían ellos.
—Que no se te suba a la cabeza niña, elegida o no, no sabes cómo funciona todo.
—Se lo suficiente como para saber qué os tenéis que rendir ahora.