8| ¡ADIOS!, Idiotas

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Precaución; contenido no apto para personas sensibles.

Era el momento.
Mi momento.

Ira.
Ansias.
Sed de venganza.

La grieta sucumbió a mis golpes y el vidrio cayó a mis pies como una lluvia, una lluvia peligrosa.

La alarma resonó por todo el lugar y los guardias no tardaron en llegar y en apuntarme con sus armas. Todo sucedió en cámara lenta para mi, para ellos fue tan rápido que ni siquiera vieron mi movimiento. Esquive la bala con rapidez y me puse enfrente de un soldado, lo golpeo con el arma a tal punto de matarlo con eso. Disparo a los otros viendo como la sangre salpico a las blancas paredes.

Salgo sin botar el arma y mato a algunos que se atraviesan en mi camino. Abro las celdas donde estaban mis amigos, Gray y Levy. Les entrego armas de los soldados que asesine y huimos a la verdadera batalla.

Todos los encubierto de él laboratorio luchaban contra los soldados armados. Me interpongo entre las balas sintiendo como estas se abollaban en mi piel como si fueran de hule.

Corro sintiendo el frío de la cerámica en la planta de mis pies descalzos. Agarro una bala en el aire y la devuelvo lanzandola a un soldado. La bala perfora su ojo y asesina a otros dos que iban detrás de él.

Me pongo de escudo de algunos de mis aliados hasta llegar al lado enemigo Donde no me contento y dejo salir toda la fuerza que tengo.

Mutile a un hombre y a otro lo ocupe de escudo. Atravesé personas con mi puño viendo como mi bata de hospital blanca se teñia lentamente de rojo.

Me abrí paso entre los últimos guardias que cuidaban al jefe de todo esto. Me acerque a él, sintiendome grande al ver como el temia mi presencia.

- ¡Piedad! ¡Te daré lo que sea, pero perdoname la vida! - Rogó, lágrimas de desesperación corrían por sus mejillas. Marica.

- ¿Que? - pregunté indignada. - Jamás tuviste piedad cuando yo la pedí. No tuviste piedad cuando mataste a mis padres. Me convertiste en un punto experimentó. ¿Y así quieres piedad? - Lo agarre del cuello y lo incruste en la muralla.

El odio corría por mis venas con rapidez, y mi mirar colérico estaba sobre el. - ¡ERES UN HIJO DE PUTA! - Sisee.

- Mis celular mutan cada cierto tiempo y no se cuanto más durará mi mutación. ¿Que recibo a cambio? ¡NADA! - Lo golpee - Pero ahora...podre recibir MI premio. Por ser una buena chica - Hable con ironía.

Quebre los dedos de sus manos con lentitud, deleitandome con el hermoso quillido que el hacia cuando ahogaba sus gritos de dolor.

Hice maravillas cuando pude colocar su pierna detrás de la espalda o cuando su brazo quedó fuera de su lugar. - Creo que llegó tu momento - Lo mire por ultuima vez, sabiendo que nuestra ultuima vez que nos vemos es esta - Adios. - arranque su garganta con mi mano sintiendo pequeñas gotas de sangre chocar contra mi rostro.

LH-567Donde viven las historias. Descúbrelo ahora