Abraxas Malfoy

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Los dos niños acompañaron a Annie a Las Tres Escobas. Ya corría un poco de brisa a pesar de ser verano, el bosque cercano enviada unas pequeñas bocanadas de aire frío hacia Hogsmeade. 

Al llegar a la puerta, la pequeña vio que Rosmerta la esperaba con los brazos en jarra y enojada.

—¡Annie! ¿Dónde diablos te habías metido? ¡Me tenías muy preocupada! Le dije al señor White que le preguntara a sus hijas si te habías ido al lago con ellas y han dicho que no...  ¡Pero mira cómo vienes! —en ese momento la mujer fijó la mirada en los acompañantes de Annie. Un niño pelirrojo y otro de cabello negro. Nada agradable ni de buenos augurios, era eso. Los conocía y sabía quiénes eran los padres de esos dos.

—Buenas tardes, Madame Rosmerta, soy...

—Ron Weasley y tú debes ser Harry Potter, ¿no?

—Harry Potter es  mi padre, yo soy Albus Potter —respondió Albus, sonriendo en forma agradable.

Rosmerta sintió que se le secaba la boca. No debía correr riesgos. Su niña no podía andar luciéndose por ahí, sobre todo si hacía amistades con estos dos.

—¡Señorita, estarás castigada hasta que sea el nuevo campeonato mundial de Quidditch! ¡Adentro! Y ustedes, ¿no están muy lejos de sus casas?

—Ah, bueno es que estamos de vacaciones... y hemos venido a...

—Ya. Está bien. Gracias por traer a Annie —la niña que no había tenido oportunidad de decir algo, solo se limitó a sonreír a sus dos nuevos amigos, pero Rosmerta estaba demasiado encolerizada que no se dio cuenta de que había utilizado más fuerza de lo común y la empujó a la casa, pegándose fuertemente con la puerta. Los ojos de Annie estaban llorosos y sintió mucha vergüenza que la lastimaran delante de sus amigos... considerando que era la primera vez que alguien la trataba de esa manera.

—Mamá... —dijo sollozando.

—¡Adentro! ¡Directo a la ducha! ¡Pareces una puerca! —miró a los niños y entró en la casa. Le dolía en el alma haber tratado así a Annie, pero esa sería la fórmula para evitar que esos dos la rondaran. Muy niños serían, pero sus padres eran unos héroes en el mundo mágico y podían investigar la procedencia de Annie. Si los niños veían que le habían traído problemas, era posible que evitaran otro contacto con su hija. Les cerró la puerta en la cara a ambos niños.

—¿Crees que irá a ser muy cruel con Annie? —Ron tenía un nudo en la garganta. En su familia eran numerosos, pero jamás nadie maltrataba a un niño. Además Annie era pequeña y se veía frágil, ¿qué podía hacer para defenderse?

—¿Será nueva por aquí? Venimos siempre y es primera vez que la vemos —dijo Albus mirando hacia las ventanas por si lograba distinguir a la niña en alguna de ellas.

—Tal vez la tienen encerrada.

—Sí, a lo mejor es la doncella que hablaba tía Fleur... la que es vigilada por un dragón...

—¡El dragón es la vieja de su mamá! —dijo Ron con todo de desagrado.

—Ven. Vayamos a la chimenea... nuestros papás han de estar preocupados.

—Pobre Annie.

—Mañana vengamos a verla, yo tengo una idea —agregó Albus pensando en cierto implemento que tomaría prestado del baúl de los recuerdos de su padre.

—Mmm, ¿nos vamos a meter en problemas?

—En varios.

—Eso me gusta.

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Eran cerca de las siete de la tarde cuando Hermione llegó hasta la dirección entregada por Michael, su psiquiatra. Tal lugar quedaba en Kesington Palace Garden, uno de los barrios más elegantes de Inglaterra y por qué no decirlo, de toda Europa. Pensó que se había equivocado, pero al cotejar nuevamente la dirección entregada, se dio cuenta que estaba en lo correcto.

ENTRE LLAMAS (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora