Confesión

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Michael bajó de la pasarela, sonriente y satisfecho, detrás de él lo hizo Draco, derrotado, pero tranquilo y también esbozaba una sutil sonrisa. Hermione orgullosa se acercó y abrazó a su supuesto marido. Michael aprovechó que la tenía entre sus brazos, buscó su boca y le dio un fuerte beso. Hermione lo recibió sorprendida, incluso con los ojos abiertos, pero al sentirlo tan suave, tan especial... tan Malfoy... le correspondió, colgándose de su cuello.

Draco que estaba a tan solo un par de pasos atrás de su primo sintió que le hervía la sangre. Pero, ¿qué iba a hacer? ¿Golpearlo? ¿Separarlos? ¡Imposible! ¡Eran marido y mujer! Y ¿él?, el «ex» que se moría de celos y con una esposa infiel, sosa, fría e interesada que también miraba a la pareja que se besaba en forma apasionada.

—Cuando termines, debes ir a prepararte, porque los duelos continúan —fue el mismo Draco el que al final los interrumpió. Simplemente porque no soportaba seguir viendo esa pequeña expresión de amor. Lo extraño fue que al separarse, Hermione estaba... ¿sonrojada?, pero ¿cómo? Era de suponer que estaban acostumbrados a besarse... Michael la había mirado a los ojos con un gesto nervioso. Estaba celoso, pero sus celos no lo cegaban. Algo les ocurrió a esos dos durante esa pequeña muestra de amor.

—Sí, claro... debo ir al otro grupo —agregó mirando a los ojos a Hermione, que le respondió con una sonrisa mientras se separaba de él. Michael giró hacia Draco, hizo un gesto con la cabeza y se fue al otro extremo junto al resto de los invitados, mientras ya en la pasarela estaba otro par de magos compitiendo.

—¿Desde cuándo que no besabas a tu marido, Granger?

—Ese no es tu problema, Malfoy —Hermione lo miró fijamente. Draco no era tonto y se había dado cuenta de la situación.

—¡Así que el inocuo de Malfoy Thompson era un mago! Ya veo que los sangre sucia y los mestizos se buscan —Astoria llegó al lugar mirando de pies a cabeza a Hermione. ¡Cómo odiaba la forma de vestir de aquella mujer! Ahora lucía un traje de dos piezas de lino: pantalón y chaqueta corta en color beiga, una blusa de seda blanca con ribetes de organza, casi transparente y un collar largo de oro, con pequeñas libélulas hechas de diamantes tallados. ¡Qué envidia! ¿Cómo alguien de la calaña de Granger podía esas cosas tan delicadas?

—Veo que el tema de la sangre te sigue fastidiando, ¿no es cierto, Astoria? Era por eso que tanto que me mirabas... Yo creí que era por esto —y ella misma se señaló la vestimenta que llevaba. Hermione intuía la envidia que la mujer tenía porque no despejaba los ojos de la ropa que ella llevaba—. Si te interesa, este es un Armani, puedo hacer los contactos.

—¡Eres horrible, Granger! —el rostro de Astoria mostraba clara ira, imposible era ocultar la mueca cual si estuviese oliendo estiércol.

—Sinceramente, «prima», no tengo ganas de enfrascarme en una discusión contigo. Realmente escucharte, consume mis energías. Malfoy, con tu permiso —sentenció dirigiendo su mirada a Draco y luego salió rumbo al sector en donde estaba su «esposo».

Draco sonrió satisfecho, ¡cómo gozaba viendo a Hermione dejar silente a Astoria!

—No entiendo, ¿por qué tanto odio hacia Hermione?

—¿Y ahora es Hermione? Draco, es la sangre sucia... ¡siempre la has llamado por su apellido!

—No la puedo llamar así. Ahora es una Malfoy.

—¿Sabes? Creo que tú y ella están hechos el uno para el otro. Los dos se ponen igual de insoportables —giró sobre sus zapatos y salió rumbo a la mansión.

Yo también pienso lo mismo —se dijo Draco para luego mirar nuevamente hacia donde se había dirigido Hermione y la duda nuevamente apareció en su mente y no... no lo había imaginado, cuando ella se besaba con Michael debió disminuir sus defensas porque escuchó un nombre en los pensamientos de ella... «Annie» Sí, ese nombre había escuchado nítidamente... ¿de quién se trataba? Quiso indagar más pero, como siempre le ocurría con ella, le era imposible llegar más allá. Su familia era experta legeremante  y oclumante, pero él siempre había tenido problemas con la mente de Hermione, lograba ver algunas cosas, pero nunca detalles o algo completo. Con ella existía un muro inquebrantable. Siempre fue así, y veía que aún continuaba igual, aunque ahora intuía que ella se cubría intencionalmente.

ENTRE LLAMAS (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora