El Despertar

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Quiso abrir los ojos, pero era como si miles de partículas de arena estuvieran alojadas en sus párpados y le ardían; al principio visualizó  solo manchas blancas, luego una gran mancha blanca, pudo advertir entonces que miraba el techo pero, ¿de dónde? Bajó su vista lentamente y se dio cuenta de que a su derecha se encontraba una mujer sentada en un sofá. La conocía, ¿era acaso su madre? ¿Segura que era ella? Pero Jane, era más joven. Giró la cabeza y vio sus brazos conectados a un par de aparatos, los únicos que logró reconocer fue el del suero, cuya aguja estaba clavada en el brazo izquierdo y en la mano derecha tenía en el dedo medio un oxímetro.

Tenía la boca seca, pero al intentar hablar solo un ronco gemido salió de sus cuerdas vocales lo suficientemente audible para que la mujer que estaba dormitando frente a ella, levantara los ojos. ¡Por Dios! ¡Sí se trataba de Jane, su madre! Pero, ¿qué se había hecho? Tenía el pelo más cano y corto. Entonces llegó a su mente aquella fatídica escena: fuego, humo, derrumbe... ¡El incendio! ¡Su hija! ¡El colapso del edificio! ¡Draco! ¡Lo había visto! ¡Estaba allí! 

Quería hablar, pero no podía hablar. Algo había en ella que no la dejaba articular palabra alguna. Intentó moverse pero en ese preciso momento ingresó una enfermera, que Jane había llamado. 

—Estaba en lo correcto el doctor Sullivan. Iba a despertar en cualquier momento. Ayer y la semana pasada dio indicios —dijo la mujer.

—¿Despertar? ¡Por Dios, cuando uno despierta nadie se sorprende tanto! Pero,  ¿qué pasa? ¿Por qué no puedo hablar? ¡Sáquenme este tubo de la boca! —intentó articular palabras, pero quienes estaban a su lado solo escucharon gemidos desesperados.

—Voy a llamar al doctor para que le pueda quitar la intubación. Tranquila, Hermione, ya has despertado —le dijo la mujer que le había puesto una mano en el pecho para serenarla —la mujer salió de la sala y Jane se acercó a ella. Sí, era su madre, más cansada, más triste y le acariciaba el rostro y lloraba. 

¿Mi madre llora porque he despertado? ¡Un momento! ¿Cuánto tiempo he dormido? ¿Y mi hija? ¿Dónde está mi hija? ¡Mierda, que alguien me quite este tubo de la garganta!

A los instantes entraron dos hombres de bata blanca y un par de mujeres más, enfermeras, de seguro que comenzaron a revisarla. La daban vuelta, leían su historial, escribían, revisaban instrumentos, le ponían luces en los ojos para ver su reacción. Hasta que por fin uno se acordó de sacarle el tubo. 

—¿Me escuchas? ¿Entiendes lo que estoy hablando? Mueve la cabeza por sí o por no.

Oye, este tipo es estúpido. Estoy despierta. Entiendo el idioma y me habla como si tuviera retraso mental. ¡Claro que lo entiendo! ¡Si no he estado en hibernación!

—Respira profundo y cuando  empiece  a jalar el tubo debes contener la respiración unos segundos. Será desagradable... Te darán náuseas, pero luego podrás hablar tranquilamente. Al principio te costará pero luego se normalizará, ¿me entiendes? —Hermione movió la cabeza afirmativamente. No le quedaba otra alternativa que acatar. 

Luego del procedimiento, bastante incómodo, tosió. Alguien le limpió la boca con una toalla de papel, y la volvieron a examinar.

—¿Qué ha ocurrido? —¿Esa es mi voz? Suena como si hubiera estado gritando en un estadio de Quidditch por una semana entera... —al parecer la pregunta había importunado a esas personas ya que se miraron entre ellos y ninguno respondió. Giró la vista hacia su madre que tenía la boca cubierta con ambas manos y los ojos cristalizados por las lágrimas—. Mamá, ¿qué ocurre? —preguntó pero Jane no respondió, solo se limitó a  mirar a una enfermera que estaba a un costado.

ENTRE LLAMAS (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora