Los tres se encontraban sentados en uno de los sofás de la sala de La Madriguera. Draco tenía en brazos a Annie y Hermione, con una mano, tomaba la de su hija y la otra a él.
Los llantos de alegría y reencuentro habían cesado. El corazón latía acompasado pero jubiloso de todo lo recibido. Aun sus gargantas estaban secas y sus ojos áridos por derramar tantas lágrimas. Era la felicidad: sentirse así de tanto explotarla, luego de la emoción del reencuentro.
Todos estaban felices de tenerlos de regreso. Ron, era el que expresaba menos, pero era de esperar, nunca Draco fue de su agrado y nunca lo sería. En cambio Harry logró, por lo menos, entender en qué situación se encontraba su amiga cuando se enamoró del Slytherin durante el último año en Hogwarts, y por sobre todo comprendía la gravedad del accidente que sufrió el que la tuvo postrada en un hospital por más de dos años en estado crítico.
Almorzaron todos en La Madriguera, era imposible que Molly no quisiera agasajar a su querida Hermione y a su hija, así como también al padre, no muy querido por el resto.
—... Pero bueno, ¿qué se le va hacer? Es ella quien lo debe querer y es su elección.
Luego, a eso de las tres de la tarde, Hermione pidió a Draco que la llevara de regreso a Londres, quería ver su madre, Jane Granger, y contarle que tenía a su hija de regreso.
—No nos podemos desaparecer con Annie, es muy pequeña —indicó Draco—. Debemos utilizar una chimenea, lo malo es que la de tu casa en Londres no está conectada a la Red Flu.
—Eso no es problema —interrumpió Harry—. Vayamos al Ministerio de Magia, desde allí Hermione y Annie, podrán tomar un transporte muggle, ¿qué les parece?
Draco no tuvo más opción que aceptar. Él hubiese querido ir con ellas a la cabaña de Hogsmeade. Ese era sitio perfecto para vivir los tres o los cuatro, cuando consiguiera la custodia final de Scorpius. Pero debía entender la posición de Hermione. No quería transformarse en «la querida» de él y menos ser una carga. Pues, bien, debía optar por el plan «B» y ese hablaba de iniciar cuanto antes los trámites del divorcio y luego tener la unión legal con la mujer que nunca dejó de amar.
—Pues bien, vayamos —respondió Hermione.
—Mami, espera, me quiero despedir de mis amigos —dijo Annie mirando a Albus y a Ronald Junior.
—Chicos, todo esto es gracias a ustedes. Nos vamos a seguir viendo, ¿cierto mami?
—Siempre hija, siempre se verán... vendrás de continuo, ¿cierto Molly?
—Esta es tu casa Hermione y la de Annie. Cuando quieras venir, no necesitas anunciarte, ni tú, ni Annie... así que Arthur, ¿puedes hacer los contactos que correspondan para conectar la chimenea de Hermione en la Red Flu?
—Por supuesto Molly, mañana mismo lo veré.
—No es necesario, Arthur. Eso quedará arreglado hoy mismo. Apenas llegue al ministerio yo haré los contactos pertinentes —señaló Harry.
—¿Ven chicos?, vamos a seguir juntos —dijo Annie a sus amigos.
—¡Y en Hogwarts seremos todos de Gryffindor! —exclamó Ronald Junior, momento en que se escuchó un pequeño carraspeo por parte de Draco y un par de risas de Harry y Ron.
—Te queremos mucho —Albus abrazó a Annie, pero ella se sonrojó—. Nos vemos.
—Hasta pronto, chicos —se despidió Annie sin mirar a Albus.
Harry sonrió. Ya tendría una conversación con ese Don Juan en miniatura. Luego ingresó a la chimenea junto a Draco, Hermione y Annie y a los segundos se encontraban en su despacho en el Ministerio. Annie, estaba pegada a su madre, odió esa sensación tanto como Hermione, quien venía aferrada a Draco.
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ENTRE LLAMAS (Fanfic)
De TodoHermione huye del mundo mágico con un secreto tan grande que la obliga a dejar hasta su propia magia. Un accidente hará que la vida de ella cambie para siempre, lo cual la obligará irremediablemente a retornar a ese mundo que tan malos recuerdos le...