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- Gigi, necesito que consigas todos los permisos de exteriores para el viernes.

He perdido la cuenta de las veces que he escuchado esta frase en todo el día.

- Estoy en ello... - respondo por enésima vez.

- Para el viernes, eh - vacila Àlex.

Àlex es uno de mis mejores amigos. Nos conocimos cuando llegué y enseguida hicimos buenas migas, algo que no ha sentado bien a Elisa, que va detrás de él desde hace ya un tiempo. No puedo juzgarla, creo que todas en esta empresa nos hemos enamorado de él en algún momento y es que su belleza no pasa desapercibida. Es alto, moreno y con los ojos verdosos, con un cuerpo atlético aunque no hinchado, además es amable y simpático, nunca tiene malas intenciones con nadie. El hombre ideal, vamos.

Yo también me enamoré de él al verle por primera vez. Fue tan atento conmigo los primeros días que me confundió. Sí, incluso nos besamos en una noche de borrachera, y creo que fue en ese momento cuando ambos nos dimos cuenta de que la cosa no iría bien. Somos tan parecidos psicológicamente que el hecho de vernos juntos nos daba repelús, era cómo besar alguien de la familia.

- Llevo toda la mañana rellenando permisos, escaneándolos y enviándolos... Lo peor es que me queda aún más de la mitad - me quejo.

- ¿Quieres que te ayude? - se ofrece.

- Tranquilo, si veo que no llego al viernes te aviso.

Este proyecto está acabando con nuestras ganas de vivir. Apenas dormimos. Llegamos a la oficina a las siete de la mañana, nos vamos a las nueve de la noche y a llegar a casa seguimos trabajando. Por suerte, o desgracia, tan solo queda una semana para entregar el informe al director del proyecto.

Son las once de la mañana, necesito un café. Cuando llego a la máquina, me encuentro a Ana, mi jefa.

- Gigi, ahora iba a buscaros - empieza. - En media hora a la sala de reuniones. Informa a tus compañeros, por favor.

- ¿Ha pasado algo?

- Nada importante, queremos ver cómo vais con los permisos, los presupuestos,...

Ana junto a Luís, son los jefes de la empresa. Llevan en la industria más de veinte años. Han estado juntos prácticamente toda la vida, y hace diez que se casaron.

Siempre han estado trabajando en proyectos locales y algún que otro encargo internacional. Esto con lo que estamos trabajando ahora es lo más grande que han tenido entre manos. Es un gran reto para ellos y están trabajando más duro que nadie para conseguir el guion.

- Chicos, Ana y Luís han convocado una reunión en veinte minutos - informo a mis compañeros al entrar al despacho.

- ¿Te han dicho por qué?

- Quieren ver cómo vamos con el trabajo.

Aprovecho los veinte minutos para seguir rellenando informes.

- ¿Vienes? - pregunta Marta.

Marta, aunque es mayor que Àlex y yo, es la última incorporación al equipo. La contrataron cuando llegó el proyecto. Necesitábamos más personal y Ana se encargó de contratar a gente con experiéncia en la plantilla.

- Bajo enseguida.

Relleno el resto del informe y me dirijo a la sala de reuniones. Todos me están esperando.

- Lo siento, no quería dejar nada a medias - digo al coger asiento.

- ¿Empezamos? - pregunta Luís. Todos asentimos.

Decisive project.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora