8.

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Desde esa noche que no sé nada más de Timothée, y de eso han pasado tres semanas. Además, por si fuera poco, las cosas en el trabajo están bastante complicadas.

Por un lado está Àlex y su falta de compromiso con la promesa que hizo. Esa en la aseguró que a pesar de lo que ocurrido esa noche entre nosotros no cambiaría nada. Apenas nos hablamos durante el día, y menos aún nos vemos fuera de la oficina. Hasta Marta se ha dado cuenta de que algo ha pasado entre nosotros. Por otro lado, llevamos días esperando noticias por parte del equipo de Albert, así que estamos todos bastante susceptibles.

- Si Gigi no montase esos numeritos cada vez que se le mandan una tarea, seguramente ya estaríamos trabajando en ese guion - repite Elisa cada vez que tiene la ocasión.

- Si hubieses invertido las horas de flirteo en el plató en trabajar, posiblemente también lo tendríamos - replico.

Pero el colmo de todo esto llegó ayer. Cuando llegué a la oficina escuché a Elisa y Lena cuchicheando a escondidas junto otros compañeros al lado de máquina de café.

- No entiendo qué vio Ana en ella para contratarla - decía uno.

- Se pasó la semana de rodaje de cháchara con el personal - aseguraba Elisa

- ¿Y cuando llegó tarde a la reunión del primer día con Albert?

- Son tonterías así con las que podemos perder grandes oportunidades... - afirmaba Lena.

No podía creer lo que estaba escuchando ¿Es así como me ven mis compañeros? Apenas pude concentrarme en toda la mañana. Me pasé prácticamente todo el día dándole vueltas a mi situación en la empresa. ¿Qué pasará si al final no nos dan el proyecto? ¿Voy a tener que soportar murmullos y críticas constantes de mis compañeros?

Así pues, después de meditarlo toda la tarde, llegué a la conclusión de que a primera hora del viernes iba presentar mi renuncia.

Hoy he madrugado un poco más de la habitual para llegar antes que el resto de mis compañeros y poder entregar la carta de renuncia a Ana. La mierda es que no me acordaba de que Lena también llega de las primeras, así que de camino al despacho me cruzo con ella en el pasillo.

- Buenos días - saluda.

- Hola.

- ¿Dónde vas con tantas prisas?

- A ver a Ana.

- Genial. Nos vemos luego - se despide.

Respiro profundamente antes de llamar a la puerta.

- Buenos días, Ana.

- Gigi. ¿Qué tal estás?

- Podría a estar mejor - afirmo.

- Dime, ¿qué te trae por aquí?

- Vengo a presentar mi renuncia - suelto a la vez que dejo caer la carta encima de su mesa.

- ¿Perdona?

- Me voy. He encontrado otro empleo - miento

- ¿No tendrá esto nada que ver con lo del proyecto de Albert?

- Para nada.

- Vamos, Gigi. No puedes abandonarnos así, y menos ahora... Sabes que vamos mal de personal. Qué más da lo que digan. A veces hay que aprender a ignorar las críticas, ¿sabes? Si estás donde estás es porque te lo has ganado y te lo mereces.

- Lo siento, Ana. Ya he tomado una decisión - siento como se me empañan los ojos. - Te agradezco la oportunidad, de verdad.

- Está bien - dice levantándose de la silla y acercándose a mí. - Si nunca necesitas algo, ya sabes dónde encontrarnos.

Decisive project.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora