4.

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Alrededor de las cinco y media de la tarde acaban los ensayos pero, como es de costumbre, Ana nos ha pedido que lo dejemos todo más o menos recogido. Elisa, que es una mujer de costumbres, ha buscado una excusa para escabullirse, así que quedamos los tres de siempre.

- Es el primer y el último día que hago esto - me quejo.

- Pero si tampoco tenemos nada que hacer.

- Habla por ti. A mi me están esperan...

- ¿Cómo? - suelta Àlex si dejarme acabar la frase.

- Sí, de hecho debería a ir a hablar con él, no sé cuánto vamos a tardar...

- ¿Pero quién es? - me insiste.

Me aguanta la mirada unos instantes, intentando descifrar con quien me está esperando.

- ¡No puede ser!

Yo asiento con una sonrisa.

- ¿¡Por qué no has dicho nada!?

- Te lo estoy diciendo ahora - me defiendo.

- ¡Antes! - se queja.

- Estabas demasiado ocupado...

- ¿Chicos, os importa si me voy ya? - interrumpe Marta. -Tengo que recoger a mi hija de inglés y voy un poco justa de tiempo...

- Tranquila, ya acabamos nosotros.

- Muchas gracias. Nos vemos mañana.

- Espera - digo apresurándome detrás de ella - te acompaño a la puerta.

Ya en recibidor vemos a Timothée sentado en una de más butacas.

- Hasta mañana - nos despedimos de Marta.

- ¿Cómo vas?

- Mal, vamos mal. Lo siento muchísimo, no sabía que iba a tocarnos recoger. Lo entiendo perfectamente si quieres irte...

- ¿Qué? ¡No!

- ¿No?

- ¡No! Puedo esperar.

- Pero no sé cuánto vamos a tardar...

Timothée se frota la barbilla como si estuviese tramando algo.

- Tengo una idea. Vuelvo enseguida.

- ¿Pero dónde vas?

- Ahora vuelvo.

- No te vayas a perder...

- Tranquila - responde con una sonrisa.

Me vuelvo de nuevo con Àlex, que está barriendo.

- ¿Ya le has asustado?

- Muy gracioso... No sé dónde ha ido. Ahora volverá, o al menos eso ha dicho.

- Es solo una excusa para salir corriendo - se burla.

- Eres idiota - le digo tirándole una botella de agua vacía.

Nos ponemos manos a la obra y mientras Àlex sigue barriendo el plató, yo doy un repaso arriba, donde están los camerinos y la sala de maquillaje. De golpe escuchamos que aporrean la puerta.

- ¿Abres tú? - grito. - Debe de ser él.

- Voy - le oigo gritar

- Hola - saluda Àlex al abrir la puerta - Gigi está arriba.

- Genial, gracias - responde Timothée - ¿Todo bien? - le pregunta.

- No podría ir mejor...

Rápidamente me dirijo al primer camerino que encuentro y hago todo lo posible por arreglar mi aspecto.

Decisive project.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora