18.

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Timothée's P.O.V

No me puedo creer que haya dejado que se marchara de ese modo. ¿De verdad voy a permitirlo? Todos en mi mesa están hablando pero soy incapaz de atender, no logro apartar la mirada de la silla que vacía que tengo a mi izquierda. Ella debería estar ahí, sentada a mi lado, disfrutando de la noche con la que lleva soñando toda su vida. Rodeada de todos aquellos a los que admira.

La quiero. Lo supe desde el momento en que la vi bailando esa noche en la azotea. Pero cómo iba a decírselo, hacía apenas seis meses que nos conocíamos. Si dejo que se vaya no sólo estaré perdiendo a mi novia, estaré perdiendo mi mejor amiga. Esa chica es uno de los pilares más importantes de vida ahora mismo. Sin ella estoy perdido.

Creo que aún podré alcanzarla si me voy ahora mismo.

- Tío, ¿estás bien? - pregunta Armie preocupado.
- ¿Qué?
- Te he preguntado si estás bien.
- Lo siento, tengo que irme...
- ¡Pero si ni siquiera hemos cena...! - de reojo veo como Elizabeth le da un codazo en el brazo.
- Lo sé, pero es una emergencia.
- ¿Es que no vas a aprender nunca? - le regaña Elizabeth. - Ve, corre. Ya nos contarás - anima ella con una sonrisa.
- Buena suerte - afirma Hammer con una sonrisa.
- Gracias.

Suelto la servilleta en la mesa, me disculpo del resto de los invitados, salgo rápidamente del edificio y cojo el primer taxi que se cruza en mi camino.

Al llegar al hotel, tengo que entrar a escondidas. Ha corrido la voz del hotel donde nos hospedamos algunos de los asistentes al festival de cine y la entrada está saturada de fans. Lo último que necesito ahora mismo son distracciones.

Pulso el botón para llamar al ascensor impulsivamente. Espero que así baje llegue rápido. Cuando por fin estoy dentro hago lo mismo con el botón de la planta en la que se encuentra nuestra habitación. Al llegar a la duodécima planta se abren las puertas y salgo corriendo hasta la puerta de la habitación.

- ¿¡Gigi!? - grito sin aliento. - ¿¡Gigi!?

Cero. Ni rastro de Gigi.

- ¡Joder! - chillo sin contemplaciones.

Voy a llamarla. Seguro que aún no se ha subido al avión debe de estar de camino al aeropuerto. Busco mi móvil en los bolsillos de mi pantalón y marco su número. Nada. Apagado o fuera de cobertura. Hay que joderse, todo el día pegada al teléfono y ahora que la necesito no hay manera de contactar con ella.

Mi cuerpo arde de rabia, y la impotencia es tal que lanzó mi teléfono contra la pared y rebota encima de la cama. Necesito tomar el aire. Qué desastre de noche, pienso mientras me enciendo un cigarrillo en el balcón. Si Gigi estuviera aquí ni siquiera me hubiese dejado sacar este cigarrillo de la cajetilla. Inesperadamente, una música me arrastra de vuelta a la realidad. Mierda, es mi móvil. Cómo puedo apago el pitillo y rebusco mi teléfono entre los cojines de la cama. Para cuando lo encuentro ha dejado de sonar.

- Maldita sea - me digo a mi mismo dejándome caer en la cama.- ¿Es que no me va a salir nada bien esta noche?

¿Qué es esto? ¿Cómo no he podido verlo antes? Ha dejado una nota.

"No voy a olvidarte. Jamás.
Te quiero. Siempre".
Gigi xxx

De nuevo, recibo una llamada.

- ¿Si? - respondo sin apartar la vista de ese pequeño trozo de papel.
- ¿Timmy? Soy Armie.
- H-Hola
- Dime, ¿ha habido suerte?
- He llegado tarde. Se ha ido.
- Lo siento, cariño... - escucho a Elizabeth desde el otro lado del teléfono.

Silencio.

- Oye, ¿por qué no quedamos en un rato y salimos por ahí? Te irá bien despejarte un poco.
- No, gracias. En otro momento, quizás...
- ¿Seguro?
- De verdad, Armie. Hoy no me apetece hacer nada.
- Cómo quieras, pero no le des muchas vueltas, ¿vale? Seguro que en un par de semanas estás mejor.
- Sí, de acuerdo. Gracias.

Decisive project.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora