L U K A

9.8K 1.6K 2K
                                    

Hay un punto en el que un beso deja de ser una caricia inocente para empezar a ser un preludio que anticipa a una pasión extrema

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hay un punto en el que un beso deja de ser una caricia inocente para empezar a ser un preludio que anticipa a una pasión extrema. Estaba con Adriana a mitad de la pista de baile teniendo uno de esos momentos en que simplemente importa la cercanía y consumir el espacio a la vez que la adrenalina consume y le dije que nos fuéramos a mi apartamento, ya llevábamos mucho tiempo en la fiesta de todas maneras y era hora de irnos.

El trayecto en el taxi se hizo eterno porque además del par de tragos que teníamos en la cabeza, Adriana acomodaba sus piernas de tal manera que su vestido se subía dejando cada vez un poco más de piel descubierta. Siempre he tenido fascinación por las piernas en una mujer y las de Adriana son una de las más bonitas que he visto y ya habiendo estado con ella en dos ocasiones anteriores, puedo decir que sus piernas son solo un aperitivo a todo lo que ella representa.

En el ascensor no pude hacer más sino besarla y acortar cada bocanada de oxígeno entre ambos para fundirlo en uno solo. Desde hacía días que sus manos dejaron de ser tímidas y parecía que sabía exactamente a donde tocar para hacerme la persona más feliz en ese instante.

De forma instintiva mis manos bajaron a su cintura y hacía más abajo, pero ella las detuvo.

—Acá no, Luka... —jadeó en mi oído.

Mis ansias de ella aumentaban solamente por escucharla hablar o ver sus labios entreabiertos cuando besaba su cuello. Verla a ella es ver una obra de arte.

Cerré mis ojos un momento cuando besó mi mejilla mientras sus manos se empuñaban en mi camisa; sabía que estaba tan ansiosa como yo y además el alcohol la desinhibía más de lo normal, haciendo de ella todo lo que pudiera desear. Pero entonces la puerta del elevador abrió y aún sin abrir mis ojos totalmente, tomé su mano para salir y...

—Vamos, Colibrí.

Juro que mi mente dijo Adriana, así que no sé porqué dije Colibrí. Giré a observarla de inmediato temiendo lo peor pero ella jamás había escuchado que yo le dijera así a nadie, así que no lo tomó a mal; al contrario, sonrió y me besó con más entusiasmo. El mío, por otro lado, había dado un vuelco completo.

De repente dejé de ver a Adriana y empecé a ver a Carolina tras el velo de los ojos. Había discutido con ella unas horas atrás y en su momento me había molestado bastante por su actitud y porque no quisiera a Adriana conmigo; en el justo instante en el que hablé con ella, no pensé en lo que me dijo, ni siquiera escuché del todo sus palabras pero ahora, tratando de abrir mi puerta con una maniobra de mi izquierda, cada sílaba retumbaba en mi cerebro. «Dile a un corazón que no se enamore y verás lo terco que puede llegar a ser»

Besaba a Adriana y mis manos viajaban solas por su cuerpo pero mi mente estaba en otra habitación, con otra chica y anhelando las caricias de otras manos.>

Llegamos a mi habitación y Adriana me empujó a mí para quedar encima ella mientras sus labios recorrían mi cuello. No quería cerrar los ojos porque al hacerlo veía a mi otra vecina y eso me molestó.

La no protagonista de una historia de amor •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora