—Quiero llevarla a cenar en un restaurante que abrieron en Oasis —solicita con su afable y puta sonrisa.
Dylan prefirió evitarse mi tono de voz golpeado por teléfono y apareció de sorpresa en mi casa. Mamá está extasiada y cuando me llamó a bajar –por que hoy luego de tres semanas, al fin tengo un día de descanso en casa– se enojó de verme en pijama. No se enojó exactamente, se ofendió y se avergonzó. Con el imbécil este ni siquiera me da vergüenza que me vea en mi pijama enteriza. Me levanté hace horas pero luego de ducharme me puse mi pijama de nuevo.
Mamá me abre los ojos como si le fuera a echar gotas diciéndome que debo responder. Al conectar mis ojos con mi próxima cita, se dibuja una sonrisa linda en su rostro.
Recordando lo que sucedió en la primera y última cita hasta el momento y desde la cual no tenía noticias de él, recapacito de mostrar mi desprecio pues puede que su misericordia se pierda y quiera hundirme, sabe que con un par de palabras puede ahogarme y yo sé que sería capaz de hacerlo.
—¿Cuándo? —respondo, Dylan amplía su gesto y mamá da un brinco del sillón donde estaba.
—Los dejaré solos un momento para que decidan. —Sus ojos brillan y cualquiera pensaría que soy su mas grande tesoro cuando me observa así.
Esa espinita de dolor de saber que nunca me mira así me hace fruncir la frente viéndola alejarse. La tristeza me llena por un minúsculo momento hasta que la voz de Dylan me recuerda que está acá de lambón.
—La conversación termina al decirme cuándo y a qué horas —apostillo antes de que hable.
A diferencia de lo que esperaba que era una risa burlona y cínica, obtengo una mirada que no logro descifrar; una mirada silenciosa pero sin rencor o gracia. Su semblante tranquilo me hace sentir mal por mi austeridad y suelto los brazos relajando la postura y alisando mi ceño. Antes de que pregunte, él habla en tono calmado y conciliador.
—Quiero disculparme contigo —anuncia.
¿Escuché bien? ¿Se disculpa? ¡¿Conmigo?! ¿Será que tiene una enfermedad terminal y no quiere irse con cargo de conciencia? O puede que me lo haya imaginado, el Apocalipsis estaría cerca si realmente dijo eso... Las profecías, los pergaminos, todo se resume a un hecho único e irrepetible como la venida de Jesús o Dylan pidiendo perdón.
—¿Qué?
Rueda los ojos con algo de fastidio tratando de guardar la paciencia. Apreta los labios y logro ver un sonrojo leve en su rostro. Cambia el peso de su cuerpo a la otra pierna y mete las manos al bolsillo de su pantalón. Está incómodo, lo sé.
—No me porté bien contigo la otra vez —explica pausadamente. Me quedo mirándolo fijamente esperando escuchar más o despertar, pero él continúa—. Dame otra oportunidad, Cinthya. No era mi intención tratarte así.
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La no protagonista de una historia de amor •TERMINADA•
Romance❝Todas las personas tenemos historia, pero no todas nacimos para ser protagonistas❞ |Sinopsis en el interior| -- SIN EDITAR Comienza: 10/junio/2017 Termina: 17/mayo/2018 Bienvenidos 💙