Quedé con el corazón a mil y respiraba agitada, sin mencionar que Carlos me aplastaba haciendo que me costara un poco más aspirar el oxígeno.
Salió de mí y se quitó de en sima, quedando de costado sobre la cama a mi lado, despegué la cara del colchón para verlo y me estaba mirando con una sonrisa de oreja a oreja, no pude evitar hacer lo mismo.
-No estuvo nada mal ¿verdad?- empezó a acariciar mi espalda con la punta se sus dedos dulcemente.
-No, para nada- le respondí agachando la cabeza, su roce me hacía cosquillas.
Estiró el brazo y me jaló para abrazarme como oso. Su calor corporal me daba tranquilidad y confianza; su respiración pegaba en mi cabello y comenzamos a tranquilizarnos.
Acariciaba mi brazo con el pulgar mientras besaba mi cabeza.
Me sentía sucia, con tantos fluidos esparcidos en mi cuerpo, estábamos bañados en sudor, mi entrepierna empapada por tanta excitación y el condón seguía dentro, pero ni siquiera eso arruinaba el momento.
Entonces, Carlos habló:
-¿Quieres ducharte? Creo te hice sudar demasiado- terminó la frase algo apenado.
-Si, pero sólo si me ayudas.
-Vale, recoge tu ropa y yo voy por unas toallas.
-Ok.
Primero se levantó Carlos y tendió su mano para ayudarme a hacer lo mismo, la tomé y al levantarme sentí el condón resbalándose hasta que por fin cayó al piso, ambos nos agachamos al darnos cuenta y mi cara tomó color al ver que el semen de Carlos se estaba saliendo y ensuciando en piso.
-Je.... olvidé que se había quedado ahí- lo recogió y siguió su camino como si nada hubiera pasado.
Respiré hondo y me dí a la tarea de buscar mi ropa, pude localizar todo a los lados de la cama a excepción de mis bragas, dónde habrán caído estas cosas.
Recogí lo que ya había encontrado y lo puse en la esquina de la cama para agacharme a buscar lo que faltaba, gateé al rededor de la base de la cama sin éxito, así que me incliné más para ver bajo ésta, miré a ambos lados y nada; estaba a punto de levantarme cuando sentí una nalgada de una mano conocida, seguida de una risa igual de familiar.
-¿Qué estás haciendo amor? En esa posición, cualquiera se ve apetecible.
- Qué gracioso, es que no encuentro mis bragas ¿dónde las dejaste? Ayúdame, tú fuiste el que las perdió.
-¿Yo?- dijo fingiendo inocencia y poniendo la mano en el pecho.
-Sí, tú- le contesté acusadora y apuntándolo con el dedo índice de la mano izquierda.
-Yo sería incapaz de tal cosa, las perdiste sóla, siempre estas perdiendo todo- se burló.
- Hablo en serio Carlos, ayúdame, no puedo andar sin nada.
-Pues ahora estas sin ellas y te ves muy bien- dijo mirándome.
Lo fulminé con la mirada y darse cuenta, se rió.
-Está bien, ya voy, ya voy- dijo con las manos levantadas como en son se paz .
Buscamos todo al rededor de la cama y debajo una vez mas, entre las cobijas y mis bragas seguían perdidas.
-No están, ya olvídalas- al parecer ya había perdido la paciencia.
Se dirigió a su armario y abrió el cajón que al parecer era el se su ropa interior y después de revolverla bastante, sacó algo y vino hacia mí;
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Cómo resistirme
Dla nastolatkówAl principio, Carlos y yo sólo éramos muy buenos amigos, pero con el paso de los años nos fuimos queriendo más y más aún siendo sólo amigos, a tal grado de que cada vez que tenía una nueva "amiga" los celos me invadían y a él le pasa lo mismo con mi...