Capítulo 2

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¿Qué quería que hiciera? ¿Que me quitara la ropa al igual que él? Pero... nunca le había mostrado mi cuerpo, a nadie, en cambio,a él, lo había visto semi desnudo en varias ocasiones, mientras estaba en los entrenamientos de natación y cuando cuando le pedía ver su abdomen, me lo permitía, pero es hombre, es algo natural, aunque, enseñarle lo que hay debajo de mi blusa, sería lo mas atrevido y vergonzoso que jamás habría hecho; no me parecía algo tan malo.

Introdujo su mano debajo de mi holgada blusa, salté al sentirlo, estaba frío, como de costumbre y me acarició todo el abdomen.

Tomó una orilla de mi blusa y comenzó a tirar de ella hacia arriba.

-¿Te la sacarías para mi?- me preguntó con amabilidad e insistencia, tenía una mirada seductora. ¿Qué debería contestarle? Digo, sería lo justo, pero después, tal vez querría que me quitara algo más y no se qué podría pasar.

-Pero...- puse mi mano sobre mi blusa, para impedir que la siguiera levantando.

-Ok, creo que fue demasiado, perdona- contestó con un tono de decepción pero conservando la calma.

-¡No! No es eso, no me lo tomes a mal, es que... Los nervios me están matando y mi mente y mi cuerpo están descontrolados- Le confesé mientras entrelazaba mis dedos en mi cabellera.

Soltó una pequeña carcajada y mientras se cubría la cara con su mano, volteó a verme, con una dulce expresión comprensiva.

-¿Era eso? Pensé que estaba haciendo las cosas mal y que te había ofendido, qué alegría que no fue así- Dijo aliviado y soltó un gran suspiro.

-La verdad, es que siempre había querido experimentar esto, pero nunca me atreví a tomar la iniciativa, por lo que al ver tus intenciones, no me resistir y te dejé avanzar, pero después, no supe que hacer- Me sentí aliviada, pero a la vez avergonzada de lo que había ocurrodo, subí la mirada y ahí estaba él, me observaba fijamente, llegué a pensar que intentaba decirme algo.

-¿Qué ocurre?-

No respondió, sentí anciedad, ¿en qué piensa?.

Después de observarme por un largo momento, acercó su rostro al mío y me besó la mejilla, sonreí sin pensar; entonces, postró su frente contra la mía.

-No ocurre nada, es que, sigo asimilando lo que vivimos- pronunció con la mirada perdida.

Yo tambien intentaba asimilarlo, me costaba creer a lo que habíamos llegado; sentí mariposas en el estómago, todo mi cuerpo ardía, jamás había experimentado esta sensación y deseaba a Carlos una vez más.

Quiero hacerlo. Lo haré...

Cómo resistirmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora