Cómo resistirme

Capítulo 16

¡Maldito! Lo hace a propósito; sabe cómo me pone cuando me mira así, probablemente mi cara ya era un tomate y en una movida de ojos, nuestras miradas se cruzaron, sentí que se me iban todas las fuerzas y una gran presión en el pecho.

Me encorvé hacia adelante  y puse mis manos sobre su abdomen bajo, las junté, provocando que mis pechos quedaran apretados entre mis brazos, luego miré hacia abajo y mi cabello se vino para la cara.

De verdad quiero ver lo que hará, Ale terminó de acomodarse, y joder ¡qué erótica se veía! Su posición la hacia ver tierna e indefensa pero tenía también el toque de sensualidad y erotismo que la hacia verse perfecta; levantó la cara un poco, el cabello le caía a los lados y me miró.

Sus ojos dulces y nerviosos me decían: aquí voy.

Después de eso, inhaló hondo, soltó el aire y ahora si, el momento que deseaba desde hace mucho, comenzó.

Aquí voy, me relajé y entonces empecé a moverme atrás y adelante sobre la pelvis de Carlos.

-Haa..aah..nnnnnmn.... - eran los sonidos que salían de mi boca sin poder resistirlo. Mis movimientos eran lentos y suaves, no podía hacerlo de otra forma, mi vagina aun no se adaptaba del todo a la grandeza de Carlos por más que lo quisiera, y el esfuerzo por controlar mi rimo para sentir placer y no dolor, hacía que mis músculos estuvieran tensos y todo mi cuerpo temblara.

Tardé un poco para aumentar la velocidad de mis barridas sobre Carlos, pero lo logré.

Ahora que Ale había acelerado el paso, ambos nos disfrutábamos más; me apretaba con ganas en su interior cada vez que avanzaba y el rose entre sus paredes, eran la gloria.

Sus gemidos y los gestos que hacía involuntariamente eran el premio mayor.

-hyaahhh... gnnn...

-Se siente fantástico ¿no?- le dije, mi garganta estaba apretada.

-Jaa.... A..le- mierda, me estaba apretando más fuerte. Me levante rápido y la besé, me correspondió sin más, gimió un poco fuerte, supongo que por el leve cambio postura; sin embargo siguió sin parar el va y ven y la silencié con mis labios.

Pasó sus brazos a mi espalda y aferró sus uñas a mí, esto dejará marca...

Bien, creo que ya fue suficiente, ahora me corresponde hacer el trabajo.

Con un movimiento que ni yo sabía que podía hacer, puse a Ale con la espalda en la cama y quedé sobre ella, sin salir nunca de su agujero ni parar el beso; al igual que ella no desprendió sus garras de mi, siempre me ha gustado cómo son sus manos y aunque me agrada que marque que soy suyo, desearía que no las tuviera las uñas así en estos momentos, estos rasguños, van a sangrar y arder un rato.

En fin, me faltaba el aire de tanto devorarme a Ale y lo más probable es que mi víctima estuviera igual, así que me despegué y tomé aire unas cuantas veces de manera agitada; lo hizo ella también, viéndome a los ojos con deseo. Ahora si que pasó mi límite.

-¡Te amo! ¡te amo demasiado! Ahora sí, ya no puedo más, por favor, perdóname si es que te lastimo, pero ya no lo soporto- le dije acelerado.

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