Capítulo 12

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Capitulo 12

hola a todos! bueno, no hubo casi comentarios, algunos votos sí y quiero darles las gracias; así que aquí otro capítulo, está algo pequeño ^^' otra cosa es que desde ahora, las partes escritas normal las narra Ale y las que están en itálica ( creo que así se llama) las narra Carlos, para que no haya confusiones (:

Por último, me disculpo por tardar tanto en actualizar, no es que no quiera sino que tengo muchas cosas que hacer y muy poco tiempo, por qué creen que casi siempre subo capitulo a la media noche? jaja pero bueno, se hace lo que se puede y ojalá les guste

Bye Bye :*

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Quise abrazar a Carlos, pero olvidé que estaba amarrada y sólo conseguí lastimar mis muñecas con las esposas.

Suspiré resignada.

Carlos sonrió sobre mis labios.

-Está bien, ya te suelto- dijo parando el beso; se quitó de encima de mi, supongo que para buscar las llaves de las esposas, volvió unos segundos después y me liberó. Al instante, abrí los brazos pidiendo que me abrazara pues aun tenia puesto el lazo y no sabía bien dónde estaba.

Ale desnuda, extendiendo sus brazos, llamándome, se veía más erótica que nunca, no pude evitar ruborizarme al verla.

-¡Ale!- grité, me lancé hacia ella y la rodee fuerte con mis brazos, Ale rodeó mi cuello con los suyos.

- Contigo no se puede, en serio- besé su cuello - Ya estoy en mi límite- dije agitado y siguiendo con los besos.

-Se nota- me respondió, quitó uno de sus brazos de mi cuello y lo que sentí después fue su pequeña mano sobre mi dureza.

Hey!- me sobre salté al sentirla.

-¿Qué pasa?¿No quieres?

-Es que me tomaste desprevenido.

Se rió levemente.

-Ya quiero entrar- le susurré al oído.

- iré por el condón- dije al levantarme y dirigirme a la caja.

Saqué un condón, le quité el empaque y me lo puse, volví con Ale y comencé a acercar mi pene hasta su vagina; al llegar, me puse a frotarlo de arriba a abajo.

El susurro de Carlos me provocó un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo y acabe estrujando mis senos con mis manos esperando a que se pasara.

Quería quitarme el lazo para verlo, pero en ese preciso momento, Carlos pasó su rígido y ardiente miembro desde mi entrada hasta mi clítoris e involuntariamente mi espalda se arqueó por el roce y mis piernas se tensaron, lo que hizo que apretara también mis nalgas y aprisionara con más fuerza el vibrador que seguía dentro.

Carlos se movía arriba de mi, frotando su pene.

-¡Ahh...aah... C-carlos! Basta, yo también estoy en mi límite ya- lo que decía era muy en serio, ya no podía aguantar más por él.

-Entonces, levántate- me quitó rápidamente el lazo, puso sus manos en mi espalda e hizo que quedara sentada en la cama en frente de él; se sentó con las piernas dobladas hacia atrás y abiertas, formando una "V", dejando lo más expuesto posible su erección.

Cómo resistirmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora