Mis queridos lectores, antes que nada, una disculpa enorme, no había tenido tiempo ni inspiración para escribir, pero hoy si, así que aquí esta la continuación, disfruten ^^
PD. sé aceptan críticas y sugerencias(:
No pude evitar cerrar mis piernas.
-¡No! Déjame ver- me dijo haciendo puchero.
-Pero, no puedo, es demasiado vergonzoso- le respondí poniendo mis manos en mi pelvis cubriendo mi sexo y cerrando mis ojos.
-No, recuerda que conmigo la vergüenza no existe, ya, déjame ver- contestó poniendo sus manos en mis rodillas y comenzó a intentar abrirlas pero puse resistencia.
-Pero...- una lágrima se me escapó sin saber por qué.
-No llores, si no quieres, podemos parar- dijo decepcionado.
Entre sollozos le dije - No es que no quiera, es que.... Es que, tengo algo de miedo Carlos.
-No lo tengas, te diré que yo también tengo un poco, nunca he hecho esto con alguien más y siendo tú, no me quiero equivocar, además te recuerdo que conmigo no debes tener miedo o vergüenza nunca ¿me entiendes? Jamás, porque soy yo ¿ok?¿ O a caso ya lo haz olvidado?
-No, no lo he olvidado; no lo puedo evitar, pero está bien, intentaré controlarlo- le sonreí un poco.
-Perfecto, entonces, sigamos, recuerda que yo mando así que déjame verte- me dijo besándome dulcemente la mejilla. Comenzó a bajar hacia mi entre pierna y decidí no oponerme a lo que quería, quité la fuerza que había estado poniendo en mis piernas y al parecer le alegró, tomó mis piernas con cada mano y las abrió poco a poco, yo sólo lo miraba sin saber que hacer; de pronto, empezó a acercar su cabeza hacia mi vagina, podía sentir su respiración agitada y sin previo aviso, pasó la punta de su nariz por en medio de mis labios vaginales. Solté un pequeño gemido.
-Estás repleta de fluidos amor, déjame limpiarte un poco- dijo comenzando a abrir su boca y sacando la lengua.
¿Pero qué iba a hacer? No, es demasiado.
-No, espera, no hagas eso, estoy sucia- Intenté detenerlo.
-¿Sucia?- Dijo a carcajadas - Si, de tus dulces fluidos- Apenas terminó la frase, se avalanzo a mi vagina y comenzó a lamerla y besarla ritmicamente, se sentía tan bien, que sin darme cuenta ya no estaba gimiendo, ahora gritaba de placer.
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Cómo resistirme
Genç KurguAl principio, Carlos y yo sólo éramos muy buenos amigos, pero con el paso de los años nos fuimos queriendo más y más aún siendo sólo amigos, a tal grado de que cada vez que tenía una nueva "amiga" los celos me invadían y a él le pasa lo mismo con mi...