—¡Oj'had!—gritaron los elfos sentados alrededor de la mesa levantando al unísono sus jarras de cerveza.
—¡Ojal!—dijo Amy con las mejillas coloradas y en exceso alegre.
—Es "Oj'had", no "ojal" inútil—contesté sosteniendo mi cara entre las manos, la cual poco a poco se tornaba roja también.
—¡¿Ah?! ¿Quére' pelia'?—dijo la maga que había bebido demasiado por esa noche.
Sin contestar miré a mi alrededor, ciertamente había un clima festivo en el pueblo. No es el preludio a una guerra que cualquiera hubiera esperado pero definitivamente estaba mejor que volverse loco pensando en lo que podía pasar y disfrutar el momento.
Comí junto a nuestros huéspedes el abundante banquete que los locales prepararon para nosotros, todo en extremos delicioso, realmente los elfos cocinan a otro nivel, en especial el jabalí relleno, un manjar de los dioses en mi plato.
La noche había caído hace rato y junto con ella la maga que babeaba sobre la mesa siendo claro indicio de que se había pasado en la bebida, cosa con la que la molestaría por el resto de nuestras vidas. Pero no era la única ya que varios de los elfos allí presentes hacían lo mismo mientras otros cantaban alegres por la celebración previa antes de su supuesto final, por mi parte decidí marcharme a la tienda de campaña la cual Lucéfila nos había mostrado horas antes del banquete con el fin de descansar.
En la penumbra apenas iluminada por las antorchas me encaminé como pude en mi dudoso estado hasta la tienda verde junto al árbol. Al llegar justo en frente abrí de par en par las lonas que cubrían la entrada a mi habitación por esa noche.
No pude evitar tragar saliva al encontrarme frente a frente con la bella elfa Lucéfila de espaldas y sin ropa alguna sobre la mitad superior de su cuerpo. La belleza que tenía enfrente llenó mis ojos a la vez que me petrificaba en el lugar, al parecer la dama no me había notado o pretendía no hacerlo por lo que aún me daba tiempo a alejarme en silencio.
Más alla de que mis intenciones eran buenas y la idea era retirarme no pude hacerlo, algo dentro mío quería quedarse ahí apreciando tan hermosa escena. Su pálida piel resaltaba aún más con sus cabellos blancos y largos cayendole por toda la espalda. Su figura disponía de unas medidas precisas, realmente perfectas las cuales se podían apreciar más a la poca luz y sin ropa encima.
—¿Quién anda ahí?—preguntó de una vez sin voltearse.
Me congelé. Me habían descubierto pero todavía podía escapar si me lo proponía y actuaba de inmediato, después de todo, no creo que Lucéfila me persiguiese desnuda por la ciudad, pero de todas formas, decidí hablar.
—S-Soy yo... Ghusted—contesté muy nervioso.
—Aventurero... supongo que... está bien—dijo mientras formaba unas trenzas sobre sus orejas puntiagudas—date la vuelta.
Obedecí al instante, algo avergonzado y a la expectativa me volteé de forma lenta quedando de cara a la pared montañosa y el antro donde habíamos comido el banquete minutos atrás.
—Si te das vuelta te mato—dijo la elfa amenazante.
Sin esperar respuesta escuché sus pies rozando el piso al voltearse para que luego de un momento de duda comience a caminar hacia mí lentamente, con unos pasos casi imperceptibles. Tentado estuve miles de veces de girar mi cabeza para admirar su cuerpo con curvas interminables pero me contuve, observé al vacío mientras una brisa golpeaba mi rostro devolviéndome algo de vigor y frescura.
Toda la vitalidad que había recuperado de mirar a la noche la perdí en cuanto Lucéfila apoyó su cuerpo desnudo sobre mi espalda rodeándome con sus brazos desde atrás en forma de abrazo.
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Corazón Rojo Vol. 1
FantasíaLuego de semanas de haber quedado atrapado en el juego de su vida, Ghusted, conoce a una maga llamada Amy con la que incursiona en un calabozo en donde encuentran, por arte del azar, la espada mas fuerte del juego: "El Corazón Maldito". Ahora, con e...