Capitulo VIII : Origen

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Revisando el mapa, en el transcurso de un par de minutos, nos dimos cuenta que tan solo quedaba un poblado más antes de llegar a la Torre y apretando un poco el paso al anochecer nos guiamos por las luces intermitentes que provenían de la ciudad próxima.

Intrigados por su iluminación tan peculiar y alegre y la música festiva que poco a poco iba en crescendo descubrimos que en esta ocasión nos aguardaba un pueblo en época de carnaval.

Los decorativos estaban por doquier, la plaza, las calles, los árboles, las casas, la propia gente local e incluso una cantidad considerable de jugadores que habían desbloqueado el camino tiempo atrás.

Los atuendos coloridos comunes de las diferentes clases hacían el festival mucho más diverso por naturaleza y recordaba los carnavales en la realidad. Evidentemente no fui el único en pensar esto ya que el resto de mis compañeros guardaron silencio contemplándolo todo.

Al acercarnos al duque del lugar lo descubrimos vestido de maestro de ceremonia portando un smoking negro y una galera. En su mano derecha llevaba un megáfono y en la izquierda un bastón. Debido a su baja estatura estaba parado sobre una especie de soporte para incrementar su altura.

A vivas voces el hombre invitaba a todo el mundo a una noche única en el poblado llena de juegos, diversión y entretenimiento, abierta para todo público.

—¡Viajeros! sean bienvenidos a mi pueblo—comenzó el hombre—me encantaría proponerles un desafío que rete su inteligencia, habilidad y destreza pero... creo que ahora estoy ocupado... y nuestro amigo también.

Al concluir la frase señaló a un monstruo alto y completamente negro. Con los ojos rojos que a pesar de verse amenazante y pesadillesco estaba tomando un helado de vainilla en uno de los puestos. El festival era para todos ciertamente.

—Lo siento. Supongo que querrán pasar...—dijo el duque—lamentablemente las puertas están cerradas por hoy, se abrirán a la mañana, mientras tanto pueden disfrutar del festival ¡Hoy es una noche mágica!

—¿Deberíamos...?—dije preguntándole a los paladines más precisamente. Ellos dudaron un segundo antes de contestar luego de un suspiro.

—Creo... que nos merecemos un descanso. Además, no es como si tuviéramos otra opción.—dijo Frew. Keigho celebró la decisión de su amigo.

—¿A dónde vamos primero?—preguntó Jaia.

—Que les parece alla—dijo Amy señalando la rueda de la fortuna a poca distancia.

Sin objeciones rápidamente llegamos allí y gracias a la reducida fila que nos separaba de la entrada no tardamos en estar en la cima observando el paisaje de todo Líon.

A un lado se encontraba el bosque del cual proveníamos y más a la distancia los otros poblados que visitamos en días pasados. Mientras tanto, del lado opuesto, estaba la imponente Torre de la Daga aguardando nuestra llegada y la llegada de Sombra.

En el marco de la confianza recuperada en el party en la batalla anterior la charla nos llevó a relatar las formas en que nos conocimos. Amy y yo contamos ávidamente y con lujos de detalles confusos nuestras primeras aventuras en Edward realzando algunos sucesos puntuales y omitiendo otros para no sobrecargar la historia. Luego de eso tocó el turno de contar como Jaia se unió al Corazón Rojo. Fue sumamente interesante el escuchar la experiencia desde su punto de vista y no desde el mío.

Una vez la cazadora terminó el relato los paladines nos contaron el modo en que se conocieron con más detalle. Si bien ya sabíamos que eran amigos en el mundo real aun desconocíamos como se conocieron en primer lugar.

Corazón Rojo Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora