Capítulo VII : Tu Peor Temor

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La mañana llegó pero nada anunciaba su presencia. Después de una noche agitada en donde nos habíamos enfrentado, o me había enfrentado yo más precisamente, con Sombra en un duelo uno a uno saliendo derrotados el día no se hizo presente ya que despertamos gracias a nuestros relojes biológicos encontrándonos en una gran oscuridad.

No tardamos en darnos cuenta que dicha negrura era causada por la espesura con la que contaba el follaje de los arboles a nuestro alrededor. Lentamente nos despabilados en silencio casi absoluto y partimos en dirección al siguiente poblado donde un nuevo duque nos esperaría para ofrecernos el siguiente desafío a vencer.

El viaje fue de las cosas más incomodas que jamás realicé puesto que el silencio que circundaba entre los cinco se volvió pesado y difícilmente podría romperse con palabras que no se oigan metidas a la fuerza.

Pero a pesar de que el silencio era grupal no podía evitar sentir que ellos compartían un silencio diferente y que se comunicaban atraves de él manteniéndome aparte de la charla sin voz.

Los paladines se veían enfadados pero no recriminaban nada y a pesar de no hablarme particularmente no temían cruzar palabras para ultimar detalles. Por su parte Jaia a pesar de estar aún ofendida, y con justa razón, trató de convidarme agua e intercambiar palabras en ciertas oportunidades extremadamente puntuales demostrando que no todo estaba perdido. Por otro lado Amy no me habló ni una sola vez ignorándome por completo. Solo en algunas ocasiones nuestros ojos se encontraron desviándolos casi inmediatamente en direcciones opuestas.

Era lógico pensar que la maga era la más dolida por mis decisiones después de todo era la amiga con la que más tiempo llevaba dentro del juego y a pesar de habernos vuelto intimitos tomé la mala decisión de esconderle la verdad sobre Sombra.

Sentía la impetuosa necesidad de pedirle disculpas pero no encontraba las palabras ni el momento para decirlo. Considerándolo adecuadamente el silencio de ese viaje fue el enemigo más grande que alguna vez combatí dentro del juego hasta ese momento.

Afortunadamente mi calvario mental terminó al llegar a la puerta del siguiente poblado en donde la poca luz que llegaba a nosotros nos dejó ver, con algo de esfuerzo, las calaveras sobre el marco de la puerta. Sinónimo de mal augurio claramente.

Obligados a pasar Amy abrió la puerta adelantándose al grupo e inmediatamente todos la seguimos a ella cerrando la fila yo para evitar sus miradas sobre mi espalda.

De repente las enormes puertas se cerraron tras nosotros dejándonos en la oscuridad absoluta. Por un momento olvidé que los paladines poseían la skill "Espada Sagrada" que les permitía emitir un destello con su arma con la que segundos después iluminaron el lugar. A diferencia de otros poblados la puerta no daba directamente a la arena sino que nos encontramos primero en un pasillo que concluía con una nota pegada sobre otra puerta de madera más pequeña. Amy tomó la nota y leyó en voz alta.

"Bienvenidos viajeros. Como duque debería decirles que me alegra recibir su visita pero no es así. En estos momentos nos encontramos asediados por un ser abominable que nos enfrenta a lo peor de nosotros. Al momento de escribir esta carta cuento con una última esperanza para salvar nuestras vidas pero si ustedes están leyendo esto significa que... ya es tarde..."

La nota comenzaba de una manera bastante tétrica y desesperanzadora. Con un aire a miedo el monstruo que se encontraba tras esa puerta había aniquilado a todo el poblado duque incluido.

—Hay más—dijo la maga antes de continuar leyendo—"En caso de que suceda lo peor y que no logremos salir con vida de aquí, les ruego viajeros maten al monstruo que vive en nuestros corazones, liberen nuestras almas, dennos el descanso eterno."

Corazón Rojo Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora