Capítulo VIII : Ragnarok III

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El cielo tapado por nubes amenazaba dejar caer una lluvia en su negrura casi absoluta. Quizás por la ceniza, quizás por la superioridad de nuestros enemigos pero el ambiente estaba evidentemente de su lado. Con este enemigo presencial más el resto de los gigantes, trolls y Jotuns provenientes del norte, más precisamente de la forja enana, los últimos se sumaron a la batalla.

Apurados por el reciente incremento en la cantidad de monstruos los tres nos pusimos en plan de asesinar tantos gigantes como pudiésemos con tal de tener que enfrentar menos al fin y al cabo.

Los NPC's aliados se vieron repletos de desesperación y pánico colectivo al percatarse del hecho que la batalla recién comenzaba y no pintaba nada bien para ninguno. Tratando de no dejar que nos contagien su pesimismo nos vimos en medio de un ataque por ambos flancos.

Los tres nos resguardamos algunos segundos alternando nuestras posiciones para tomar algunas pociones de puntos de magia y puntos de vida, necesitábamos de estas.

Furry advirtió con un grito la llegada de los gigantes y fue el primero en atacar, con su inocencia infinita, a un gigante de hielo causándole un daño mínimo. Por mi parte activé el "Aura Elfica" tornando mi cuerpo de un tono verde que desprendía destellos del mismo color.

—¡Voy a usarlo!—dijo Amy tomándose el asunto en serio de sobre manera.

Estuve a punto de reprocharle. Usar el "Súper Fuego Elfico" la dejaría sin MP y hasta consumiría parte de sus HP pero al voltearme a contestar noteé que la poción utilizada recientemente había subido su magia al máximo significando que no recibiría daño al ejecutar la Skill. Dándose cuenta que estaba analizando esto ella continuo diciendo.

—Tengo otra más, voy a estar bien.

Sin querer derrumbar la confianza de la maga volví a mirar hacia adelante y simplemente la dejé hacerlo. El estallido volcánico de su arma aniquilo alrededor de diez gigantes de hielo y redujo la vida de los de fuego a la mitad, además de matar un par de trolls y un Jotun incluso.

Antes de siquiera pasar un segundo de más Amy estaba ingiriendo otro líquido azul para recuperar su magia. El aura verde seguía a mí alrededor y valiéndome de ella me abalancé contra los enemigos matando bastantes en poco tiempo. El Corazón Maldito brillaba tras cada impacto y dejaba salir chispas cuando chocaba contra el fuego emanante del cuerpo de los gigantes y contra los hielos que se partían de la otra subespecie de monstruos.

Pero a pesar de nuestra supremacía de poder los NPC's fueron cayendo uno a uno siendo aniquilados de un manotazo, incinerados hasta la muerte o congelados de tal manera que un golpe los partía en pedazos.

Los gritos de los guerreros al morir y desaparecer para siempre llegaban a nuestros oídos junto a los rugidos inentendibles de los monstruos causándonos pánico de que eso pueda pasarnos. Pánico que se vio incrementando en cuantos todos los enemigos que peleaban contra los guerreros recayeron sobre nosotros en busca de destruirnos también.

La pelea se tornó tediosa. Más de cien monstruos combatían contra nosotros tres y algún que otro remanente NPC's unido al party improvisado. El panorama era desesperanzador y más aún cuando Jaia recibió un golpe que la revoleó hasta mi posición.

—¿Estas bien?—pregunté ayudándola a levantarse.

—Si—dijo limpiándose la mugre de la cara con el antebrazo y mostrando su cara de odio—es solo un rasguño.

Ella intentó salir corriendo al combate rápidamente pero la detuve tomándola del brazo.

—Vos tampoco mueras.

Corazón Rojo Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora