Capitulo II : Cazadores de Fenrir

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-Todo está perdido...-dijo el viejo-no queda ninguna oportunidad para nuestro mundo, si no detenemos a la bestia se devorara la tierra misma ¡Maldito seas Loki, maldito! El lobo es su hijo, Fenrir. Aventureros deben detenerlo, y deben hacerlo ahora. Tenemos las horas contadas por los dioses...

-¿Un lobo que puede devorar la tierra?-dijo Amy-¿No es algo grande para nosotros?-sin prestar atención el anciano siguió.

-Habita en el cañón que lleva su nombre, al norte de aquí y al este de Murmud. Mucha suerte... algo más grande está sucediendo ¡Las calamidades se ciernen sobre nosotros!

Una vez culminado el dialogo de introducción otra "Q" dorada, como tantas veces, indico en nuestros mapas la ubicación a la que ir. El trayecto hasta el cañón de Fenrir era un camino costero, la ruta principal bordeaba las playas sin muchos sobresaltos. A lo largo el camino nos intentaron atacar tres jabalís salvajes durante diferentes tramos pero ninguno de ellos resistió más de un golpe de mi espada.

El recuerdo del ataque de los PK durante el final de nuestra estadía en Edward ya era cosa del pasado, o por lo menos para Amy, yo por mi parte esperaba encontrar a cada momento a Renzo, Munch y una docena más de asesinos escondidos a la vuelta de la esquina. Por suerte, nada sucedió.

El camino se apartó paulatinamente de la costa sumergiéndose en un valle cuyos costados no tardaron en subir su altura máxima lentamente hasta que nos vimos dentro del cañón por completo. Las enormes paredes de roca se erguían a nuestros costados con una altura aproximada de veinte metros como mínimo y a todo esto, no lográbamos siquiera ver al lobo.

-¿Qué es eso?-pregunto Amy evidentemente asustada-¡Esta temblando todo!

No lo había notado hasta que ella me lo marco pero prestando un poco más de atención a mis pies pude sentir una pequeña vibración. Esta fue aumentando de a poco, de una manera dramática y terrorífica creando una escena que me hizo acordar a la de Jurassic Park en donde el tiranosaurio hace retumbar el vaso con agua dentro del carro.

Ahora sí bastante preocupado por estos temblores comencé a buscar su origen tal cual lo hacía Amy y dicho rastreo visual no obtuvo resultado hasta que justo por delante el tan temido lobo, de más de dos metros de altura, apareció corriendo en nuestra dirección.

-¡Amy ahí viene!-dije poniéndome en guardia. La maga hizo lo mismo frunciendo el ceño.

El gran lobo de color índigo mezclando con blanco se nos acercaba a toda velocidad y no parecía detenerse por ninguna casualidad, nuestra presencia no era nada para él.

-¡Ráfaga lunar!-grito una voz femenina pero imponente.

Completamente perplejos vimos como una mujer de ropaje verde y encapuchada brincaba desde uno de los costados montañosos justo entre los veinte metros que nos separaban del lobo. A mitad del salto, y cuando ya comenzaba a verse afectada por la gravedad, vimos como tensó su arco que se tornó violeta al igual que sus manos y comenzó a disparar flechas a una velocidad increíble. Una tras otra iban saliendo de la aljaba resaltadas del color purpura que acompañaba sus movimientos para luego impactar en Fenrir que las recibía algunas sobre su lomo otras en el cuello. El skill de la mujer termino un poco antes de que ella toque el suelo y esto le dio tiempo de caer de forma sigilosa, como un gato.

El lobo al recibir tanto daño seguido detuvo su marcha a unos diez metros luego de un derrape bien merecido. Anonadados por la intromisión de esta mujer, tanto Amy como yo, nos petrificamos en nuestros lugares. Ella no nos vio, o pretendió no hacerlo, y rápidamente tomo otra flecha de su espalda para lanzarla contra la bestia. Esta respondió enojada rugiendo sobre el proyectil desviando su destino.

Corazón Rojo Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora