Capítulo V: La Forja y los Dioses

42 8 0
                                    




El camino de vuelta a la ciudad de Murmud desde la entrada secreta de la ciudad de los elfos fue todo colina abajo por lo que resultó bastante más comodo descenderlo que ascenderlo hace algunos días. La nieve ya no caía pero de todas formas se acumulaba a los costados del camino reduciendo su cantidad a cada paso que nos acercábamos a la ciudad en donde continuaríamos nuestro camino al siguiente mundo.

Por fin, luego de unos cuantos días, Amy pudo sacar a su preciada mascota Furry del inventario. Ambos al verse se abrazaron y festejaron su tan esperado reencuentro con vitoreos y gritos de alegría. Por mi parte sonreí al recuperar a nuestro tercer miembro del Corazón Rojo. Ciertamente sonaba aun raro conglomerar la unión de Amy y mía bajo el nombre de un clan pero la verdad es que también reconfortaba sentir que uno tenía un lugar al que pertenecer entre tanto caos, entre tanta división.

La ciudad donde habíamos adquirido nuestra última misión que nos llevó a una travesía en las montañas tenia los mismos colores que la última vez que estuvimos allí al igual que sus visitantes y sin mucho problema encontramos en la plaza principal al hombre con la "Q" dorada encima tan característica.

—Ustedes dos parecen guerreros confiables... necesito que hagan un trabajito para mí—comenzó el sujeto—un amigo mío, al este de aquí, tiene una forja, ellos son los mejores en su trabajo y necesito su ayuda para... bueno eso no importa, solo quiero que le digan que lo necesito ¿Fácil verdad? ¿Podrán hacerlo?

—¡Pff! Hasta con los ojos cerrados—dijo la maga mientras aceptaba la misión.

—Ojala sea así de fácil...—dije con todos los años de experiencia encima.

Ante la cara de duda por parte de Amy contesté que encontrar una misión que solo fuera de ser mensajeros era muy fácil y casi siempre estas terminaban en un embrollo mayor el cual nos llevaría a luchar contra algún enemigo difícil. Ciertamente esperaba que esta no fuese la ocasión, necesitaba un descanso urgente.

Cruzamos el trecho que nos separaba de la forja que, curiosamente, era el mismo camino por el cual los Draugr nos habían atacado días atrás. Esta vez, por suerte, se encontraba vacío por completo.

Matthew era un solo continente pero dividido en dos por un rio muy profundo e innavegable por lo que la única forma que había de cruzar hacia el otro lado era por el paso del enano el cual era tan estrecho que la punta del rio tocaba uno de los costados del camino y la montaña inescalable el otro. Esa ruta era efectivamente la que debíamos tomar para llegar a la forja al otro lado del continente.

Pasamos el paso del enano y a lo lejos vimos que el camino nos llevaría dentro de una cueva en la que un resplandor rojo bailaba sobre sus paredes como si fuese producido por una llama viva y llena de calor. Luego de mirarnos a los ojos por breves segundos decidimos adentrarnos y descubrimos que la cueva era solo una fachada puesto que adentro era toda una maravilla arquitectónica.

Sobre la propia piedra que conformaba la montaña los residentes del lugar habían construido elaborados puestos de trabajo en donde extraían minerales como la plata, el hierro y el oro para luego trabajarlos sobre enormes yunques y construir armas y armaduras para guerreros de todo el mundo. La gran forja dentro de la montaña tenia también varios pisos de altura visibles a simple vista a los cuales se accedía por ascensores impulsados por polea. La luz dentro del lugar era toda natural ya que de muchas de las paredes y en muchos recipientes se encontraban cantidades exorbitantes de magma fundido el cual brillaba y era responsable de los destellos que habíamos visto desde la distancia antes de ingresar a la cueva. Amy volvió a sacar de su inventario a Furry al cual había guardado debido al inhóspito camino de montaña y dijo.

Corazón Rojo Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora