P E L I G R O |TERMINADA| [N 1 Trilogía Abtuction ]

IX- ¿A donde vamos?

Dean tenía los labios apretados, en parte por la diversión.

-Estoy impresionado, shawty. No pensé que fueras así. - se inclinó de lado en su coche, poniéndose cara a cara conmigo, siendo astuto, con una sonrisa burlona mostrándose en su cara.

Me burlé.

-Bueno, ahora ya lo sabes.- Le lanzó una falsa sonrisa.

Miré hacia abajo, echándole un vistazo. Finalmente llegué a ver lo que llevaba puesto, y no voy a mentir, él se veía bien. Llevaba una camiseta blanca con cuello en V con una chaqueta de cuero cubriendo su cuerpo, unos jeans negros ajustados y unas supra negras.

-Me estás echando un vistazo, por lo que veo-Miré hacía arriba para verlo, me miraba con una mirada burlona.

Rodé los ojos.

-No- Miré lejos, avergonzada de que me hubiera descubierto.

Se lamió los labios, pasando sus ojos por arriba y abajo de mi cuerpo.

-Tu no te ves mal.

Me miró a mí, al ver que yo llevaba un par de jeans ajustados con una camiseta y un suéter, con un par de zapatillas de ballet.

No sabía si estaba hablando en serio o simplemente estaba bromeando, pero tomé el cumplido que me había dicho de todas formas, agradeciéndole algo aturdida.

El simplemente se rió, enviando un escalofrío por toda mi espalda.

-Sube al coche,nena- Él hizo un gesto con su cabeza volviéndola hacia el coche que parecía el batman mobile. El había cambiado su coche y ni siquiera hacia un par de horas que lo había visto.

Iba a preguntarle de donde lo había sacado, pero algo dentro de mí me advirtió que no lo hiciera.

Ni siquiera me di cuenta de que el ya estaba sentado dentro de su coche, hasta que tocó el claxon de su coche, haciendo que me sorprendiera y saliera de mi trance.

Dean sacó la cabeza fuera del coche, su codo colgaba del borde de la ventana.

-Vas a entrar o que.

Le miré a él, a su coche y a mi casa. No era una decisión muy difícil de tomar. Mirando hacia atrás de él, me acerque al lado del pasajero de su coche. Inclinada hacia abajo para tirar de la palanca, me di cuenta de que no había ninguna manija para tirar.

-¿Que te está tomando tanto tiempo?- Dijo a través de la ventanilla.

-¡Cállate! No hables tan fuerte, mis padres te escucharan y no se como abrir esta cosa- Susurré fuertemente para que me escuchara.

El se rió entre dientes.

-Basta con hacer clic en el botón lateral.

Miré hacia abajo, tratando de encontrar el botón del que estaba hablando. Cuando lo encontré, rodé los ojos antes de abrir la puerta y me senté en el interior del coche.