P E L I G R O |TERMINADA| [N 1 Trilogía Abtuction ]

XXIX. Nunca podrías perderme.

Los recuerdos de esta noche seguían pasando a través de mi mente como una grabadora rota. Desde el momento en el que me desmaye, hasta despertar atada a una silla, los golpes de Luke, desde Andrew cortándome en la cara hasta despertar atada a una cama y Luke forzando sus manos sobre mi.

Las lágrimas envolvieron mis ojos una vez más mientras parpadeaba para contenerlas.

Yo era más fuerte que esto y lo sabía. Tenía que tirar de mí por el bien de todos y de mí misma.

Nunca dejé que nadie, ni siquiera Dean , se interpusiera en la manera en la que soy y no iba a dejar de hacerlo.

Ningún hijo de puta va a arruinar esto.

Limpié mi cara hacia abajo, sorbí con mi nariz, me recompuse lo mejor que pude antes de terminar con mi baño y salir del agua, me envolví una toalla alrededor de mi cuerpo.

Me sequé con cuidado, hice una mueca ante cada golpe que tocaba, con cuidado de no presionar demasiado fuerte antes de pasar a mi pelo.

Ignorando el dolor de mis muñecas, deslicé una toalla a través de mi cabello húmedo, antes de dejar a mi pelo atado en un moño en la parte superior de mi cabeza.

Miré hacia mis muñecas después de que estaba lista, sintiendo mi estómago revolverse. Estaban negras y azules con un corte profundo rodeándolas, debido a las cuerdas.

Sacudiendo mi cabeza, limpie el vapor del espejo, mirándome a mí misma para ver el corte que iba desde la mejilla hasta el cuello, había dejado de sangrar, gracias a Dios.

Al presionar los dedos en el, me mordí el labio cuando me di la vuelta, al no ser capaz de mirarme a mí misma.

Encontré un vestido cerca de la puerta que conducía fuera del baño, lo agarré, deslizando mis brazos en las mangas antes de ajustarlo alrededor de mi cintura.

Justo cuando estaba a punto de salir, oí voces que venían de la habitación . Surcando las cejas, incliné mi oído en la puerta, curiosa sobre lo que estaba pasando.

-No debí dejarla entrar en el coche.- Escuché murmurar a Dean.

-No- Espetó alguien. -No debiste, pero lo hecho, hecho está y no lo puedes cambiar Dean, pero si se lo que puedes hacer.

Me mordí el labio cuando hubo una pausa.

-Tu puedes asegurarte de que este bien y puedes consolarla porque eso es lo que más necesita en estos momentos. Ella no necesita que te atormentes con esto. Ella necesita que alguien esté ahí para ella y los dos sabemos que ese alguien aquí eres tú.- Oí pasos débiles antes de que se detuvieran. - Ah y ¿Dean?

Hubo otra pausa.

-Puedes pensar que eres invencible pero todos caemos a veces.- Y luego se cerró la puerta.